lunes, 25 de octubre de 2010

Mario Alonso Puig... valiosos conceptos

Hoy me gustaría compartir con ustedes la transcripción que he hecho de una entrevista radial al Dr. Mario Alonso Puig en el programa “Siluetas”, emitido en Radio Nacional de España (RNE).

(El médico es autor de “Madera de líder”, “Vivir es un asunto urgente” y “Reinventarse: tu segunda oportunidad”. Sobre este último libro se centra la entrevista).

Origen de las enfermedades…

A mis pacientes les debo una barbaridad, gran parte de lo que soy. Muchas veces los médicos no agradecemos a los enfermos cuánto nos inspiran con su coraje, con su determinación y con su paciencia. Algunos enfermos que venían a mi consulta fundamentalmente por trastornos digestivos que parecía que no se debían a nada físicamente evidenciable, sencillamente empecé a tener conversaciones con ellos, invitándoles a que miraran a la realidad de una manera diferente: la relación con sus jefes, compañeros, consigo mismos… Y los enfermos empezaron a notar cambios físicos, cambios psicológicos, cambios emocionales. Me dijeron que llevara esto a públicos más grandes.

A mí me desconcertó porque yo me veía muy en el papel de cirujano, sin embargo fueron insistentes y decidí explorar esa vía y al final es eso en donde estoy plenamente.

Hemos visto desaparecer especies inmensas y aguantar y sobrevivir a especies pequeñas. Es un mensaje extraordinario para las personas que sienten que tienen una empresa pequeñita o que viven en una comunidad chiquita y dicen “Nosotros, ¿qué podemos hacer?”. No, son otros elementos, no sólo el tamaño, los que determinan el éxito en la vida.



El cerebro responde a programaciones mentales

No podemos saber qué porcentaje del cerebro usamos porque no sabemos cuál es el 100% de la capacidad máxima. Lo que sí sabemos perfectamente es que el cerebro responde de una manera directa a programaciones mentales. Y hay programaciones mentales tremendamente limitantes. Hay personas muy inteligentes que, cuando emocionalmente se bloquean, no pueden ver una solución que tienen delante de los ojos. Por eso sí que está clarísimo que trabajar esos procesos mentales para que no sean tan disfuncionales, para que no nos limiten tanto y nos ayuden, es absolutamente crucial.

El cerebro tendría tantas neuronas como árboles el Amazonas y tantas conexiones como hojas de esos árboles. La complejidad de los procesos de análisis, de los procesos creativos, los procesos emocionales y la propia gestión del cuerpo, todo eso consume una cantidad masiva de glucógeno y oxígeno.

Ansiedad y angustia

Vivimos fundamentalmente asustados. Yo sé que este es un comentario fuerte. Ante cualquier cambio, ante cualquier cosa que no podemos predecir nos genera una sensación tremenda de inquietud. Y hay que pasar de paradigma del miedo al de la confianza. Porque en la vida nos vamos a encontrar con retos que van a ser complejos y nadie pude quitar envergadura a estos retos. Lo que pasa es que junto al reto nosotros añadimos una sensación de impotencia, de desesperanza, o nos dedicamos a culpar o nos avergonzamos, sencillamente ya no tenemos un reto, sino un problema absolutamente insoluble.



¿De dónde vienen esas emociones?

Algunas de las emociones que experimentamos son consecuencia directa del evento con el que nos estamos encontrando. Por ejemplo, si yo estoy haciendo una excursión en África y de repente me encuentro de frente con un león, la emoción que se pone en marcha es la natural, la lógica con el evento, con el hecho, y sería el miedo. Sin embargo, la mayor parte de las emociones que nosotros experimentamos y que nos limitan proceden de programaciones mentales que hemos generado cuando éramos pequeños y que quedan en el inconsciente.

Eso quiere decir que respondemos a ciertos retos con un nivel de miedo que no tiene ningún sentido si tenemos en cuenta nuestros recursos y nuestras capacidades para hacerles frente. Por eso muchas de nuestras emociones que alteran nuestra forma de ver, tienen que ver con la manera en que nos hablamos a nosotros mismos, sobre nosotros y sobre el mundo.

Cuando fuimos pequeños diseñamos y desarrollamos las mejores estrategias que se nos ocurrieron para evitar el dolor y para conseguir la recompensa. Ya de adultos, aplicar esas mismas estrategias, muchas veces no tiene sentido.

Emoción y estado de ánimo

Es una diferencia notable e importantísima de conocer. Una diferencia fundamentalmente cronológica. Nosotros experimentamos emociones y vivimos en estados de ánimo. En la emoción de desesperanza cuando te ha salido algo mal, algo que llevas muchos años luchando por conseguir, te puede llevar un día, dos días. Pero luego vuelves a tu estado de base. Pero cuando esa pérdida, ese “fracaso” es tan devastador que ya lo incorporas a tu vida y estás triste y deprimido durante meses, eso ya es un estado de ánimo.

Resiliencia, elasticidad y homeostasis

Tanto la palabra “estrés”, que se usa mucho en Medicina, como la palabra “resiliencia”, que es un vocablo anglosajón … ambas proceden del mundo de los metales. La resiliencia es la resistencia que ofrece un metal a ser reformado. Si la vida nos da un disgusto, nos manda una prueba difícil y no nos doblamos, no nos sentimos pequeños, incapaces, mostramos una gran resiliencia. La homeostasis es el conjunto de mecanismos que pone en marcha el ser humano para evitar salirse de ciertos puntos de referencia.

Por ejemplo, la homeostasis hace que nuestra temperatura ni baje ni suba por encima de los niveles. Que el PH de la sangre no suba o baje. Por eso la homeostasis es aprender a reequilibrar el termostato que nos permita, cuando nos damos cuenta de que estamos siendo llevados a un lugar peligroso, decir “No, yo tengo que reequilibrarme, volver a mi balance, a mi estado de centramiento porque si no, no voy a ser eficiente a la hora de hacer frente a los desafíos”.

El cerebro es maleable

Todo ser humano quiere cambiar y la mayoría pensamos que no se puede. Cuando estudié Medicina, hace unos 30 y pico de años, recuerdo que se decía que la personalidad estaba definida a los siete años. Y por otra parte, que las neuronas no se pueden reproducir. Pero hoy sabemos que la personalidad es totalmente maleable. No digo que sea fácil, pero es maleable. Y por otra parte, es cierto, las neuronas no se reproducen, pero se regeneran a partir de células madre que tenemos en las cavidades cerebrales que se llaman ventrículos y migran hacia otras áreas y generan nuevas neuronas. Pueden migrar entre 500 y 1.000 diarias.

Ramón y Cajal ya nos decía que el hombre, si se propone, puede ser escultor de su propio cerebro. Estaba diciendo que tenemos un poder extraordinario, que nos podemos reinventar, reconstruir. No podemos decir “Es que yo he nacido con poca capacidad, en la vida no me va bien porque soy poco inteligente…”. No. Si tú de verdad estás comprometido, si encuentras una palanca emocional de suficiente peso, naturalmente que te puedes reinventar. Puedes aumentar la neuroplasticidad, que es el número de conexiones que establecen las neuronas entre sí y puedes poner en marcha la neurogénesis. Claro, tengamos en cuenta que la neurogénesis unas estructuras cerebrales que se generan en los hipocampos que tienen que ver con el aprendizaje, con la sensación de ilusión, con el control del pánico.

Limitados por nuestras experiencias de niños

Cuando hablo de creencias no hablo de ideas que tenemos. Hablo de algo que para nosotros son absolutas certezas. Por lo tanto son incuestionables. No importa que la realidad nos ofrezca un montón de evidencias de que esa creencia es errónea. Nosotros generamos unos filtros que directamente impedirán que recojamos esa información del exterior. Estas certezas, que están ancladas a nivel inconsciente, y que muchas veces son totalmente desconocidas por nosotros, general automáticamente formas particulares de valorar las situaciones que ocurren, y por lo tanto, sentimientos distintos. Por ejemplo: vamos a imaginar que yo tengo por cierto que soy una persona antipática. Entro en una fiesta a la que me han invitado y veo a una persona que desvía la mirada. En lugar de valorarlo de todas las maneras posibles en las que se pueda valorar, sólo lo valoraré de acuerdo a mi certeza inconsciente: “Qué antipático le debo resultar a esa persona para que ni siquiera me quiera mirar”.
¿Qué sentiré? Frustración, ira, tristeza. Por eso es tan importante ser concientes de que muchas de nuestras emociones no proceden de una respuesta normal a los acontecimientos, sino de certezas ancladas que pueden ser muy limitantes.


Conciencia y atención

La conciencia es aquello que me permite ver aquello que no veo. La atención es la luz que al enfocarse en un sitio determinado me permite ver. Si entro en una habitación oscura y yo soy la conciencia y alguien enciende una linterna, esa es la atención. Veo algo porque previamente se ha enfocado una luz donde estaba oscuro.

Sería interesante que nos diéramos cuenta del papel esencial que tiene la atención en nuestros estados de ánimo. A donde nosotros llevamos la atención, se hace más real para nosotros. Van nuestras emociones y energía. Vivimos en espacios de atención. La misma realidad enfocada desde distintos ángulos dan percepciones totalmente distintas.


Aprender a perdonar y a perdonarse

La ira es un veneno curioso. La tienes hacia una persona, pensando que le va a hacer daño a ella, y a quien te mata es a ti. (Hay que evitarla), primero por una razón de profilaxis. Hay una serie de emociones - como el resentimiento, como la ira, como la frustración… - que cuando se transforman en estados de ánimo cambian con gran profundidad el estado hormonal del cuerpo y se ponen en marcha una serie de hormonas que generan mucho daño. Incluso ya hay evidencia de que afectan a nivel genético. Ese tipo de emociones son tóxicas. Pero cuanto más vueltas le dé a lo que ha pasado, más voy a quedar enmarañado en todo este discurso limitante de razones y justificaciones, y no voy a alterar las emociones.

Por eso, este perdonar es esencial, ya que, de alguna manera, te devuelve el equilibrio. Y no solamente perdonar a los demás, sino perdonarse a uno mismo por los errores que ha cometido. Me gustaría señalar muy claramente que “perdonar” no es estar de acuerdo con lo que esas personas hicieron. Es entender que desde el nivel de ceguera que tenían es lo único que se les ocurrió hacer.

Reeducación VS castigo

Hay dos tipos de conciencia. Cuando hablo de la conciencia hablo de la salud que nos permite ver más allá de nuestra oscuridad. Cuando en el hablar cotidiano nos referimos a ella, estamos hablando de una cosa totalmente distinta. Debemos aprender muchas cosas y desaprender muchas otras. Pienso que cuando el castigo es la única arma que tenemos, el efecto es bastante escaso. Cuando nuestro objetivo es la reeducación entonces podemos conseguir mucho más efecto. Todo lo que sea generar efecto de culpa, esa sensación de vergüenza, es muy limitante. Tú puedes sentirte triste por algo, y como consecuencia de ello, elegir cambiarlo. Pero cuando te sientes culpable, lo único que te pide el cuerpo es asilarte para que nadie te vea.

¿No queremos cambiarnos o nos parece muy difícil?

Vamos a imaginarnos que tenemos dentro de la cabeza un disco. Y ese disco. Ese disco tiene las características de una voz. Y nosotros prestamos atención a esa voz como si fuera lo único que existiera. El problema que tiene el ser humano es que cree que es ese disco y por eso no se le ocurre mirar más allá del disco. Y si el disco lo que te dice es “Tú no puedes cambiar, eres demasiado mayor, no tienes formación suficiente, nadie te apoya…” no vas a poder cambiar, pero no porque no puedas cambiar, sino porque tu atención está absolutamente enfocada en ese disco.



El cuerpo reacciona

El cuerpo refleja de manera muy clara el inconsciente. Cuando una persona tiene una preocupación, incluso sin ser consciente de esa preocupación, se puede notar en la tensión muscular, en cómo están funcionando las vísceras, en la frecuencia cardíaca… incluso cambios en el electrocardiograma… Es decir, los procesos corporales están absolutamente anclados, fundamentalmente, con la manera en la que opera el inconsciente. Esto es un inconveniente y una ventaja. Inconveniente es que todas esas emociones disfuncionales de las que hemos hablado, cuando se convierten en estados de ánimo, tienen una repercusión en el cuerpo: dolores de espalda, problemas de columna vertebral, tensiones musculares, patologías digestivas, reducción de la función del sistema inmunitario… de todos los colores. El lado positivo es que si nosotros utilizamos el cuerpo a través del ejercicio físico, tiene la capacidad de alterar muchos de estos programas mentales. El cuerpo es un acceso muy rápido para reducir la ansiedad y la desesperanza. Por eso mando un mensaje de lo esencial que es ponerse en forma, hacer ejercicio… andar, salir de los estancamientos sedentarios.

En nuestro corazón ni anida la maldad, sino una profunda ceguera

Yo creo firmemente que la esencia del ser humano es fuente de amor, de creatividad, de sabiduría, de energía y de belleza. Y sé que junto a eso, se ha pegado una costra, algo muy difícil de entender, que hace que se genere una serie de limitaciones en nosotros cuya expresión es la violencia, el miedo, el aislamiento.


Algunos enlaces para saber más...

http://www.plataformaeditorial.com/cont/novedades/novedades_sola_es.php?idField=120&table=novedades


http://starviewer.wordpress.com/2010/05/14/entrevista-a-mario-alonso-puiguno-de-los-maximos-investigadores-de-la-inteligencicia-humana-y-del-aprendizaje-habla-sobre-psiconeuroinmunobiologia/