martes, 7 de abril de 2009

La tragedia del Ycuá Bolaños - Parte 2

7. El Ingeniero Cristaldo, Berzabé, la “visita” a la casa de Latorre fue motivo de represión...

El mismo día en que conocí a Digna Cáceres, el doctor Nissen me presentó al Ing. Blas Cristaldo, del Colectivo Ni Olvido Ni Perdón. Al rato, el Ing. Cristaldo me presentó a Berzabé. Ellos andan por la ciudad. Visitan gente. Él perdió a su esposa, ella a su esposo. Quizás el dolor es muy similar para ambos.

Ya quiero entrevistarlos, pero no hay tiempo. Ellos charlan sobre las reuniones, sobre cómo está yendo el caso, hacen llamadas. Ya llegará el momento en que cada uno me cuente su historia. Ambos tienen mucho, mucho para contar y para decir.

17 de enero. Le llamo al Ing. Cristaldo y me cuenta que a las 18 hs. los miembros del Colectivo se reunirían en la gomería, para luego ir hasta CONATEL, donde a las 19 hs. se encontrarían con miembros de otras organizaciones de víctimas y familiares de víctimas.

Reunión de los grupos de víctimas, en CONATEL, el lunes 17-01-05 a las 19 hs. El Fiscal Latorre prometió ir, pero finalmente mandó decir que no iba. Los familiares de víctimas querían manifestarle seis puntos concretos, algunos de los cuales se mencionaron en esta reunión.

La moderadora de la reunión, Dora, quien pertenece al Colectivo “Ni olvido ni perdón”, explica a grandes rasgos cómo comenzó esa organización Y agrega:

El punto principal fue la imputación a Riera y la justicia para los sobrevivientes. Más aún para aquellos leves. “Leves” parece que ellos están midiendo porque no tienen tanta quemadura, no se le nota la quemadura. Pero aquel que sobrevivió también tiene dentro, la quemadura en el alma, verdad, y esos son los dos puntos principales que queremos pedirle, si viene hoy Latorre queremos pedirle. Hasta hace poco dijo que iba a venir. Ahora no sé.

Y esos son los dos principales pedidos que quisimos hacer en la Fiscalía. Y después, tuvimos otros puntos más, por ejemplo los guardias que fueron sobreseídos, que el fiscal pidió eso, que también son culpables, y sobre el comisario Pereira, pero quiero dejar a otro compañero porque sino parece que o dirijo la reunión, y no es así. Aquí el que quiere hablar alza la mano y da su opinión.

El Ing. Blas Cristaldo toma la palabra:

Voy a ser lo más breve posible. A pesar de que todos los que estamos acá ya conocemos los pormenores, voy a historiar un poquitito de cómo vinimos a concentrarnos hoy acá. El día lunes 7 de enero habíamos presentado una nota al fiscal general del Estado, firmando 45 personas directamente afectadas por este siniestro. Está el sello de mesa de entrada, en donde le pedíamos una reunión con los fiscales, en un local acá del señor Miguel Ángel Guillén, que está acá con nosotros, que es la gomería, ya han de conocer todos. Yo en aquélla ocasión me adelanté y dije “Lo normal sería que no vengan. Lo normal sería que vengan, Y ojalá que me cierren la boca y aparezcan”. Por supuesto que no aparecieron, no se dignaron a llamarnos, a venir, ni un secretario, nada. Les dimos tiempo para ver si contactaban con nosotros de alguna manera, preguntamos, la mayoría de los que habíamos firmado esta nota, nuestro abogado es el doctor Alejandro Nissen, no hubo ninguna respuesta, entonces nos reunimos y decidimos hacer una convocatoria para el viernes 14, volvimos a irnos el viernes, un número interesante – no el que nosotros hubiéramos querido, pero en fin –, era un día normal, laboral, qué sé yo, muchas personas por ese motivo no habrán Estado. En fin, de nuevo la provocación, nos cierran las puertas, no saben qué hacer, el comisario hace venir a los cascos azules, como si nosotros fuéramos delincuentes. Tire y afloje, verdad. De nuevo el pedido para que uno solo sea el que vaya a hablar con ellos, verdad, y como ya dijo Dora, acá no hay líderes, yo estoy hablando ya otra vez de vuelta, pero yo querría que todos hablen. Voy a hablar hasta donde les explique todo esto.

En fin, nos subimos al final, vino el fiscal Carlos Arregui, fiscal adjunto, y vino el doctor Olindo López. Le expusimos todo lo que habíamos ya hecho en la nota, por supuesto el fiscal adjunto no va a resolver absolutamente nada. Olindo López, por el momento, nosotros no tenemos casi nada que decir, porque, no sé si se acuerdan ustedes, la otra vez que fuimos a la Fiscalía le reclamábamos que impute a Bernardo Ismachoviez y a Enrique Riera, Olindo López al día siguiente inició la imputación para Bernardo Ismachoviez. Pero su acusación va a presentarla recién en abril. No sabemos qué es lo que va a decir, no conocemos, nuestro abogado, yo le pregunto “¿Qué lo que hay?”, y no sabe nada. O sea, no hay esa comunicación fluida que pensamos que debería haber, por lo menos con el doctor Alejandro Nissen.
[1] Si alguno de ustedes, su abogado le dice otra cosa, a mí me interesaría saber, porque entonces los fiscales están discriminando, están tratando con uno más que con el otro. Porque con nuestro abogado por lo menos, no hay respuesta.

Al final, en esa reunión, como ya habíamos recibido el apoyo de la Asociación, acá donde está el doctor Almirón, mismo de la Coordinadora, el doctor Almirón había manifestado que la fiscala Matilde Moreno, tenía, para su entender, había motivos de inhibición. Entonces yo me levanté y en forma personal dije lo siguiente: “Está demostrado que esta señora tiene desinterés hacia este caso”. Porque ya era la quinta vez que nosotros estábamos intentando hablar con ella. Yo hasta hoy día no la conozco. Ni de foto, ni personalmente, no sé quién es, no sé su trayectoria, no tengo ninguna relación con ella, todavía no le he podido ver la cara. Y el fiscal general del Estado que a cada momento dice: “Las puertas están abiertas, vengan cuando quieran, les vamos a responder todas las preguntas”, y resulta que su subordinada ni nada. Entonces yo ahí me levanté y dije que, visto el desinterés de esta señora sobre este caso, y ya que tiene otros casos mucho más importantes, y no puede ocuparse, evidentemente, de este caso, que se aparte y que deje el caso a alguien que quiera hacer el trabajo. Y más todavía, haber escuchado la denuncia del doctor Almirón, yo dije que ya no tengo confianza tampoco en ella. Por esos dos motivos yo he pedido ahí, y pregunté a todos, el que quiera adherirse conmigo, se adhiere. La totalidad de los que estábamos allí concordamos en eso. Entonces hoy he presentado de vuelta una nota, donde le manifiesto totalmente... realmente acá yo presenté tres hojas con firmas, tengo más hojas que ya no tuve tiempo de presentar. Y en total unas 100 firmas aproximadamente.

Bueno. Esta mañana me llama la señorita Sandra Mayeregger, me dice que el doctor Latorre no iba a poder venir esta noche acá. Y espera una respuesta mía, y le digo: “¿Y?”. Y me dice “No, le comunico...”. Y le digo, “Lo que te puedo decir es lo siguiente. No vayas a creer que porque me avisás a mí ya le avisaste a todos. No es así. Yo soy uno más, apenas. Y te adelanto que, convocarle a la gente que nosotros, que estamos tratando de llevar adelante esto, ya me va a ser difícil. Y ni qué decir, al resto de las personas que hemos convocado. O sea que, yo, si voy a reunirme con el grupo que estamos trabajando, voy a proponer que no se desconvoque. Al contrario, voy a pedir que se refuerce la convocatoria. Entonces, no sé-... Me dice: “No, lo que pasa es que el doctor hace diez noches que no duerme, porque está muy ocupado en el caso de Cecilia
[2]”. Entonces yo le contesté: “Mirá, lo lamento por él, en fin, pero yo te voy a comentar mi problema. Mi problema, por suerte, no es el dormir, porque duermo bien todavía. Mi problema comienza cuando me despierto y sobre todo, una mañana como esta, que estaba desayunando solo, recordando a mi señora. En ese momento me entran ganas de reventarle a cualquiera. Así es que, yo por lo menos no voy a hacer. Si vos querés, hacé la desconvocatoria, comunícate con ellos, pero yo no voy a desconvocar. No te puedo decir absolutamente nada de lo que la gente vaya a decidir en esa reunión”.

En fin, nos reunimos otra vez, concordaron conmigo todos, no desconvocamos, acá estamos por eso. Me volvió a llamar esta tarde avisándome que el fiscal. Ahora, ustedes vieron que estaba hablando por teléfono, me vuelve a decir que no va a venir. O sea que, ese es mi informe. Yo me ratifico en todo lo que he pedido hasta ahora, qué son los puntos, bien clarito. No sé ya, en este momento, cuál poner adelante, porque para mí, todos son muy importantes:

1 – Fuera Matilde Moreno. Que se vaya a hacer su trabajo, que le tiene muy ocupada, no confío en lo que va a hacer, así es que, fuera. Que se dedique a otra cosa.
2 – Imputación a Riera. Si se dan la vuelta, fíjense. Está un tingladito de morondanga, como suelo decir. ¿Alguien me puede ayudar a ver cuántos extractores eólicos tiene? Voy a repetir hasta el cansancio. Elemental eso es. Cualquiera sabe. No cuesta caro. Uno de esos, en ese supermercado, solucionaba el problema. ¿Dónde estuvo Enriquito? ¿Por qué no fiscalizó? Un detector de humo, esto se solucionaba. ¿Sonó alguna alarma, señora? ¿Usted escuchó? ¿No? Si sonaba la alarma, probablemente, no sé, cuántas personas se habrían salvado...

Otro detalle muy importante. No me voy a cansar de repetir. Ellos tenían un sistema de altoparlante. Acá Zacarías me va a corroborar. Zacarías, ¿sonaba fuerte? ¿Ese día estaba fuerte? Era cuestión de agarrar un micrófono como este y decir “Señoras, señores, hay un principio de incendio, por favor abandonen el local, las puertas están abiertas”. ¿Qué hicieron estos asesinos de mierda? Cerraron las puertas, por favor, no nos quedemos quietos. Así de claro es. Y este inútil de Enrique Riera sigue todavía, altanero como es, verdad, en vez de venir a consustanciarse con nosotros, sigue acusándonos de dirigentes de movimientos estudiantiles revolucionarios. Yo la facultad terminé en el 78 y nunca más me fui a estudiar en una facultad, por acá por lo menos. ¿Qué dirigente de movimiento estudiantil voy a ser? Después nos acusó de ser manipulados políticamente. El último que me manipuló políticamente fue Nicanor, nuestro presidente actual. Y voy a tocar el punto, ya que una señora me preguntó: “¿Esta pio es una marcha contra el gobierno?” Yo le respondí lo siguiente: “Si el gobierno dice que lucha contra la corrupción, nosotros estamos marchando en contra de la corrupción, por lo tanto, estamos tratando de ayudarle. Si el gobierno dice que quiere justicia, nosotros estamos exigiendo – porque nuestra nota dice “exigimos justicia” – le estamos ayudando al gobierno. Ahora, si el gobierno se cree corrupto, es contra ellos. Si no quiere justicia, es contra ellos”.

Una vez más, acá estamos todos. ¿Y? ¿Y los fiscales? ¿De quién depende el fiscal, después de todo? Y voy a terminar, para que seamos claritos y después podamos abrir el debate y que hable el que quiera. Entonces, Matilde Moreno, no. Imputación a Riera, está claro, violó ordenanzas municipales, fue contra la Ley Orgánica Municipal, eso está penado por el Código Penal, que asuma su responsabilidad. Y si quieren imputarle a Martín Burt
[3], bienvenido, si tiene culpa que se le impute, nosotros no estamos en contra de eso. El otro punto es la acusación de Edgar Sánchez, que es deficitaria, para mí es una trampa para nosotros. Le acusa a un solo guardia de haber cerrado las puertas. Y allí no se cerró una sola puerta, les voy a recordar otra vez: el martes 3 de agosto, por lo menos a mí me consta, en dos diarios – tengo los recortes, diario ABC y La Nación – Teresa Sosa y Edgar Sánchez manifestaron a la prensa que recibieron el reconocimiento de Ismael Alcaraz[4] de que habían recibido la orden de cerrar las puertas, por radio. Y Edgar Sánchez pidió el sobreseimiento libre de esta persona, de este guardia.

Otra cosa que les voy a recordar. En el supermercado existía una puerta, que ellos le llamaban “portería”, que era el lugar por donde solamente por ahí podían entrar y salir los funcionarios del supermercado. Esa puerta fue cerrada, ahí murieron como 40 funcionarios del supermercado. ¿Y quién cerró esa puerta? Incluso, yo no estuve, pero es el relato de todos, fue una de las guardias, Leticia, se quemó la pobre, pero ella fue porque ella era la encargada de esa puerta, porque ella le revisaba a todos... acá debe haber personas cuya hija, hermano, trabajó en ese súper, y me va a poder decir si lo que estoy diciendo es así o no. Ella era la que le cacheaba a todos antes de que salgan. Y aparte, aunque no me digan eso, yo hablé con varios funcionarios y ellos me dijeron, inclusive tengo el testimonio de uno de ellos, que se peleó con esa guardia para salir. Y salió. El resto que vino ya se quedó ahí.

Entonces, nosotros pedimos la imputación a todos. Aparte, acá, en este lugar, y apareció publicado el sábado 25 de diciembre, manifestaciones del fiscal Sánchez. Qué es lo que él dice: “Mientras nosotros levantábamos cadáveres en el supermercado, el comisario Juan Pereira, en el Departamento de Investigación de Delitos de la Policía Nacional, estaba induciendo a los guardias a no decir la verdad”. Imagínense la gravedad de esa denuncia. Y hasta ahora, nada. Él dice que presentó la denuncia por escrito. El fiscal general quedó a cargo de hacer la denuncia, hasta ahora no hay nada. Conclusión, está cajoneado, no sé qué esperan. (Una señora pregunta si no llamaron a la prensa para la reunión).

Y mirá, Gloria, el otro día nosotros le avisamos a todos. Y no tengo tiempo para andar detrás de la prensa, lastimosamente. No sé si ustedes, si alguien quería llamarle, le puede llamar, no sé, yo no puedo.

(Se acerca un ex funcionario del supermercado, Fernando Ortiz, sobreviviente). Éste manifiesta:

Hola, yo soy uno de los empleados del Ycuá Bolaños, que me salvé, por milagro, seguramente. Puedo apoyar lo que dice el señor. Había una persona ahí siempre en la portería, que ella nos atajaba, nos revisaba de pies a cabeza, nos hacía firmar un papelito, que llegábamos en ese momento a trabajar. Y cuando salíamos, nos revisaba otra vez, por supuesto. En ese momento que ella estaba ahí atajando la portería, yo me voy y le empujo a ella cuando ya me doy cuenta de que el incendio era muy intenso. Y salí, y me quemé con gravedad, el 50% de mi cuerpo, mis dos pulmones y la laringe, por eso es que estoy un poco ronco.

Aparte de eso, lo que estaba diciendo sobre el comisario, el comisario Juan Pereira es asociado de esta empresa, Prevención, que estaba encargada de la seguridad. Por eso es que él estaba atajando a esa gente, ahí está la conexión, ¿me entienden? Aparte de eso les quería decir otra cosa. No sé qué movimiento fue que la vez pasada organizó una marcha hasta la Fiscalía para imputarle al intendente y a toda la gente que tiene que ver con la seguridad de los supermercados. (Blas Cristaldo le contesta: “Fue el Colectivo Ni Olvido ni Perdón”).

Al otro día se me acerca y me dicen “¿No te fuiste a la marcha?” Yo le dije “No, yo estoy quemado todo mi cuerpo” Y le pregunto a esa persona “¿Y vos no te fuiste?” y me dice, “No, ahendu radio, y llamó una persona que no se identificó bien, pero dijo que era de uno de estos seis grupos en que estamos todos, y dijo, ¿para qué se van a ir a la marcha? Si se burla de nosotros el fiscal.”

Se burla de toda la gente que estamos con esta penuria. Y por este asesinato colectivo. Y cierto es. Se burla de nosotros el fiscal
[5]. No le despide a esa señora[6] por no hacer su trabajo. Y somos 650 afectados, entre los muertos y los sobrevivientes que estamos acá. Somos muchos. Y si nosotros no nos movemos... tipo esos campesinos, los campesinos se mueven en Asunción, se mueven en Alto Paraná, se mueven allá en Pilar. Por todos lados se mueven. No hay gobierno que le dice “No”. Si le dicen “Te damos mil guaraníes”, les dan mil guaraníes. “Pero yo te pedí diez mil”, le dicen “Bueno, pero mil te vamos a dar”. Les dan. Nosotros tenemos que movernos, pero en cantidades. No como la vez pasada. Es cierto, hay mucha gente que seguramente está trabajando, y yo también que no puedo salir, hacía mucho calor, entonces eso es lo que yo quería manifestar en este momento. Yo soy Fernando Ortiz Mieres, era uno de los que trabajaba en la cocina, y en ese momento estaba... sacando unas comidas para el buffet, entonces, cuando escucho la explosión, me voy y observo que (lagrimea)... se vino todo el techo abajo... lo único que les puedo decir que este Daniel Paiva, él estaba, él estaba en el supermercado, porque su papá le trataba como un empleado más, pero no por eso le tenemos que perdonar, porque él sabía lo que estaba pasando en ese momento, se cayó (el techo) y salió afuera, y desde afuera estaba guiando para que nosotros nos cocinemos ahí, tipo... ni San Lorenzo no se habrá cocinado como nosotros. Y yo siempre le rezo a San Lorenzo, a la noche le rezo, un Padrenuestro, para que me cure de todas mis heridas, que hasta ahora sigo... y le digo al Señor que me dé fuerzas para perdonar a esta gente, pero hasta ahora todavía no tengo fuerzas. No me da esa fuerza. Gracias (aplausos).

Ing. Blas Cristaldo:

Yo le visité a él en varias ocasiones, estaba en el Max Boettner, estaba muy mal... y era otra la situación. Yo estaba bien físicamente, por más que espiritualmente... estamos así, verdad. Le he visto con algunas... es lógico la situación en que estaba, entonces dejé de insistir con él. Lamento, pero en fin, le veo mejor, porque él estaba bastante mal. Hay muchas personas que yo he visitado, que dejé de visitar, acá le veo por fin a una señora que estaba bastante mal, no le insistí más, pero yo creo que voy a insistir con ella. Tenemos que conversar. Esto está camino al opareí, les cuento bien. Tenemos que tomar consciencia de eso. Y si no hacemos, si no revertimos la situación, 1000 por 1000 le apuesto a cualquiera que esto va al opareí. Claro, estamos personas que no vamos a dejar de balde. Yo sé que acá hay muchos, ¿verdad, Luis? ¿Verdad, Berzabé? Yo también me sentí como vos, che raa, a pesar de no haber sentido, y me quedé en mi casa. Llegué a juntar 91 querellas para el doctor Nissen, y de pronto me hastié por la situación. Me hastié, principalmente porque he visto que había tendencias que yo no... entiendo que hay necesidades. Pero yo desde un principio les di mi opinión. Este no es un accidente de tránsito. No es que nosotros podemos negociar: me das tanto, y yo me olvido. No hay posibilidades. Es inútil que los Paiva, a platazo, quieren solucionar esto. Yo, en un momento dado, suelo decir: “Si me da diez millones de dólares, a lo mejor le acepto, pero cinco millones voy a usar para liquidarlos. Y el resto para esconderme”: O sea, no hay forma. Y eso yo les aseguro. Intentó comprarme. Intentó. Y voy a dar nombres: Bernardo Eulerich, socio con Luis Escobar Faella
[7]. Me enojé con este señor. Intentó tener reunión conmigo, para contarme la verdad, que yo tengo que entender... y tengo otros más, que me voy a reservar. No hay forma, no hay precio para esto. Y la necesidad, tratemos de solucionar de otra forma, pero no callándonos ni apañando este tipo de situación.
Una parte del público presente se empieza a preguntar: “¿Dónde vive el fiscal? Para irnos junto a él ahora.” Fernando Ortiz Mieres se acerca al micrófono, nuevamente, y expresa:

Tenemos que movilizarnos ahora, que estamos todos juntos. Como cuando nos vamos a cobrar, yo le encuentro a muchísima gente que está acá. Y ahora, que estamos todos juntos, jaha, mbae jajapóta. Vamos (aplausos y murmullos).

Habla una señora, sobreviviente:

Hola, yo soy Lili Cristaldo. Algunos a lo mejor me ven por primera vez, porque estoy saliendo muy poco. Yo por favor les pido que no hagan nada, eso de ir a tirar huevos y eso en la casa del fiscal, por favor quedémonos acá nomás y hablemos de cosas mucho más importantes que podemos hacer acá. Porque si nos vamos, a nosotras nos suspenden remedios, nos suspenden todo.

Le contesta la moderadora:

Las personas que le están dando a usted esos remedios no vendieron sus tierras. No vendió ganados para darle a usted lo que es su obligación. Ahora, si Enrique Riera fue y vendió todo, y de eso le dio su donación, entonces sí, cállese la boca. Si Enrique Riera dice: “No vayas, mamita, a hablar en mi contra, y yo te voy a devolver tus tres ángeles”, entonces pactá con él. Pero él, lo que está dando, es de la plata del pueblo, es del impuesto que nosotros pagamos, ¿verdad? Y si nosotros dejamos de pagar impuestos, guái, no nos va a perdonar, nos va a sacar la casa. Entonces cuando a vos te dicen “No tengo medicamento”, levantá tu vos, exigí tu derecho, es tu derecho, decíle a tu abogado que se vaya. Tu derecho es que te dé su donación. Él no saca de su plata, es donación del pueblo, entonces no tiene por qué prohibirte. El único pacto, el único negocio que podés hacer con él, con los Paiva, con los guardias, es “Devolvéme mi ser querido, yo te perdono todo”. Pero, como no te va a devolver, vos tenés derecho a hablar. Como dijo una compañera una vez en una reunión: “Es que desde el jardín nos enseñan y nos hacen callar”, y todos sabemos la música: La lechuza hace Shhh. Y tenemos que callarnos todos, ¿verdad? Cuando en la clase nos portamos mal, nos hacen callar.

Una manifestación es una manifestación. La fiscala Sosa está fuera de todo eso ¿sabés por qué? Porque se manifestó el pueblo. O sino, hoy iba a estar diciendo que las puertas estaban abiertas. Y los Paiva iban a tener, a lo mejor como Casaccia, iban a estar pasando en su casa. No vayas a pensar que porque vos te manifestás no te van a dar lo que te corresponde. Y si es así, sabés qué, acá está una compañera, ella te va a acompañar, porque a ella también amedrentamiento le hicieron.

Toma la palabra Berzabé:

Soy Berzabé, les quiero decir algo muy importante. Aquí, todos tenemos que exigir. Todos tenemos derecho a exigir, especialmente a Riera, porque él es elegido por el pueblo, el pueblo le tiene que sacar. ¡Él no tiene que estar más en ese lugar! Mi marido ha presentado proyectos de prevención contra incendios
[8]. Y yo le he dicho (a Riera): “¿Dónde están esos proyectos?” Y él se fue a morir ahí. ¿No le parece poco? Yo no puedo perdonar. Y cuando salimos a manifestarnos, querida señora mía, no te sientas así demasiado cohibida. Sos tan importante como yo, como Riera, como Nicanor, sos tan importante. Este país tiene pueblo, tiene gente importante. Son gentes vivas. Son seres humanos, ¡por Dios! Seres humanos murieron ahí. Y nosotros seguimos siendo seres humanos vivos. Ellos tendrían que rendirnos reverencia porque nos tendieron una trampa. Ellos tendrían que sacarse el sombrero ante nosotros, ¡por favor! Si a vos te falta medicamento, no solamente en Oñondivepá se da. Yo he recorrido, porque mi hija se me enfermó a los pocos días que murió mi marido y le internado en el hospital Militar. He hablado con el director del hospital Militar, y me ha dado. Todo gratis. ¿Por qué? Porque hablé, y me manifesté. “Yo no tengo la culpa de estar en esta situación” le dije. “¡Yo no pedí que se le mate a mi esposo!” Vos tenés que exigir, en todo momento, en todo lugar a donde te vas. “Yo soy sobreviviente. Y necesito estos medicamentos”. Si no te dan, tenés acá toda esta comunidad que rodea, que te puede conseguir, de alguna forma. Eso nomás, mamita, no te vayas a sentir mal por eso.

Lo que vos no querés es que se tire huevos ni basura. Yo tampoco porque no quiero ensuciarme con los huevos, por eso nunca tiré huevos. Pero la manifestación, en toda manifestación que tenemos nosotros, siempre la única arma que tenemos ¿cuál es? El megáfono, los bombos, los redobles, las pancartas, nuestro reclamo. Eso es.

Ing. Blas Cristaldo:

¿Les puedo decir algo? Hay pruebas de eso. Ya nos fuimos dos veces. Nos fuimos a la fiscalía, nos concentramos en la plaza, no le molestamos... incluso yo le decía al comisario el viernes pasado, comisario Enrique Lugo, le dije “Comisario, ¿vos pio creés que nosotros queremos estar acá molestando a la gente? No queremos estar molestando a la gente. Lo que pasa es que le invitamos (le mostré la nota). Justamente para no tener que irnos allá. Ya ves que venimos acá, ¿y no ves cómo juegan con nosotros? Esta mañana me llamó Sandra Mayereger, no vayas a creer que te estoy macaneando, por favor, no puedo yo macanear en eso. Me llamó, dijo que no iba a poder venir (el fiscal), esta tarde me llamó y dijo que iba a venir...y ahora, ¿dónde lo que está? ¿y qué querés que hagamos? Yo no le tiré con nada, lo único que le tiré fueron dos hojas y esta mañana, cinco hojas.

Vos tocaste un punto. Yo ayudé a conformar la Asociación (de víctimas y familiares). Después me retiré. Me fui, empecé a ir a la Coordinadora, no sé, tampoco. Acá por ejemplo en este momento hay personas que creen que nosotros queremos la división. ¡Nooo! Falso. No es así. Yo no quiero la división, si yo desde el primer momento dije que la única cosa que tenemos es que nos unamos todos. Pero les voy a dar un ejemplo: en este momento hay un grupo, bastante cerrado, que solamente ellos ahí. Me refiero al de Zeballos Cué. Nadie se acuerda de eso. Y otra cosa. Yo ya no voy a permitir más, te voy a dar un ejemplo: Telefuturo hizo un pedido de donaciones. Juntó mucha plata. Y fue y depositó en la Pastoral Social. En la Pastoral Social está una señora de nombre Liz de Giangreco, mi amiga. Su marido es el ingeniero Giangreco, fue mi compañero. Cuando yo supe de eso me fui a hablar con ella a preguntarle qué pensamiento ellos tenían acerca de todo lo recaudado. Ella me dijo que eso iban a distribuirlo a través de las parroquias. “Ahhh – le dije – y ¿cómo va a ser en las parroquias?”, “Y bueno, ahí el cura párroco es el que va a decidir qué hacer con eso”. “¿Y cómo van a hacer?”, “Y ellos van a definir quién necesita más”. Y yo le dije: “Mirá, Liz, yo me declaro el más insolvente de todos. Por favor no hagas eso. Porque yo no diría nada si ese pedido de donación lo hubieran hecho de la siguiente manera: Telefuturo decía “Solicitamos acá la ayuda para los familiares y las víctimas católicas del Ycuá Bolaños. Y vamos a distribuir a través de la parroquia”. Todo bien, ¿cuál es el problema? Pero pasa lo siguiente, y te voy a decir por qué toqué el tema de Zeballos Cué. Yo en un momento dado quise participar de las actividades y medio que sentí que si no era trinidense, prácticamente no era víctima. Señores, yo voy a repetir siempre: ojalá que, cuando el fuego vino y se encontró con mi señora hubiera dicho “Ah, esta no es de Trinidad”, desviaba y pasada. El humo – porque ella murió asfixiada – hubiera dicho “Ah, esta señora no es pobre, entonces no voy a matarla”. Acá le mató a todos. Acá está una señora
[9], su marido era alemán, ellos son luteranos. Nada que ver con la Iglesia Católica, de repente. ¿Y por eso va a ser excluida? No pues, por favor.

Redondeando un poco, acá ya es tiempo de que actuemos, no divididos, ni católicos, ni de Zeballos, ni de Trinidad, ni colores. Yo soy colorado. Pero acá no voy a anteponer eso, no hay caso. Imagínate.

Habla Verónica Becker:

Soy Verónica, y como dijo, el fuego terminó hace mucho, pero dentro mío sigue ardiendo ese fuego. He perdido a mi esposo y a mi hijita de apenas cuatro meses, y como digo, externamente no se me ve ninguna herida, pero internamente estoy totalmente destrozada. Y hay varios rasgos preocupantes en el proceso de la investigación. Eso todos sabemos. Y creo que también todos coinciden – porque yo estoy convencida – que un 80% de lo que ha sucedido fue por el incumplimiento del deber de los funcionarios. Ellos, en su oportuno momento, no han cumplido con su deber. No sabemos si por incuria o por razones mucho más nefastas pero esa fue una de las razones. Nosotros ahora que estamos acá ¿vamos a permitir lo mismo? No podemos.

No podemos dejar que estos funcionarios, encargados de esta causa, dejen de venir, dejen de atender sus funciones. Esto es demasiado grave. Siempre me pregunto ¿debe suceder algo más grande que esto? ¿Debemos perder todos nuestras piernas, nuestros brazos, o quemarnos todos para que realmente nos demos cuenta de que esta es una situación muy preocupante? Es por incumplimiento, y ahora nos están haciendo lo mismo. Cuántas veces, cuántas solicitudes de petición a la fiscala, y no tenemos respuestas. Queremos respuestas de las investigaciones que están haciendo, hoy, lo mismo, nos dejan plantados acá. Entonces, creo que no debemos permitir eso, por incumplimiento de su deber, no les estamos rogando, es que les estamos exigiendo. Ellos deben de cumplir con su deber.

Ing. Blas Cristaldo:

Les quiero aclarar lo siguiente. El día, la hora, fue sugerencia de Carlos Arregui, fiscal adjunto. No vayan a creer que nosotros, nosotros no inventamos, él nos dijo. Por eso es que estamos acá. ¿Qué vamos a hacer?

Habla otro familiar de víctima:

Buenas noches, realmente me impresiona la cantidad de gente. Primera vez que estoy participando de reunión. Todos tenemos dos tipos de quemaduras. Yo creo que lo que más duele es la quemadura del alma. Perdí a mi hija, perdí a mi mamá. Las quemaduras físicas que nosotros tenemos, al menos las que yo tengo, nos están matando. Y nosotros estamos perdiendo tiempo hablando: tenemos que actuar (el público concuerda y aplaude). A esa gente, esa gente nos debe a nosotros respeto. Estamos cansados de elegir, de apoyar, porque son políticos, no son gente común como nosotros. Nosotros trabajamos, ellos ganan plata del pueblo, nosotros tenemos que sudar todos los días para ganar nuestra plata. Entonces tenemos que exigirles que cumplan con su trabajo, simple es. Pero no vamos a conseguir. Lo que yo hice – y asumo mi responsabilidad – me quedé cuatro meses llorando en mi casa. Atendiéndole a mi hija convaleciente. Así no vamos a conseguir nada. Tenemos que unirnos, de una vez por todas, ja atropellá chupé kuéra. Eso es todo (aplausos).

Ing. Blas Cristaldo:

Bueno, nosotros habíamos previsto esta situación, les tengo que confesar. Tengo que ser claro, yo voy a ser siempre claro, transparente, no voy a andar con vueltas. Hemos barajado esta posibilidad, lo que es más, estábamos seguros de que no iban a venir. Aparte, que si es que venían, iban a salirnos con tecnicismos, con artículos, y compañía. Lo que sí les íbamos a pedir, que sean claros, que se rebajen un poquitito a nuestro nivel, y bueno, una de las cosas que dijimos: acá hicimos un pedido clarito. Matilde Moreno fuera, porque se barajaron muchas posibilidades, dónde recurrir, y vamos a ser claros, en este momento el caso está exclusivamente en la Fiscalía. El juez que está atendiendo las cuestiones todavía no es el juez que va a juzgar este caso. Eso va a ir a un juicio oral, no sabemos todavía quién es el juez. Entonces en este momento nuestro objetivo es la Fiscalía, no hay otro. Y yo les decía, porque nos sentíamos pocos, les confieso, les decía, imagínense, tenemos que ir a Matilde Moreno, porque si vamos a Oscar Latorre, ahí es una cuestión política, ya saben eso y vamos a tener muchas contras. Entonces como para ver si la gente va a reaccionar, ... hoy día yo no sé si queremos ir, vamos a ir a manifestarnos a donde sea, no hay caso. Y habíamos hablado de que si íbamos a hacer otro día. El problema es que para convocar no es fácil Yo me paso el día por la calle, personalmente, porque cuesta comprometerle a la gente. Son horas... de repente tengo miedo de que me quede otra vez en mi casa y no... no sería justo. Bueno, decidamos, quiero escucharles un poco, Liz, por favor.

Liz Torres:

Buenas noches. Nosotros, varios de los que estamos acá, nos unimos hoy a esta reunión, porque ustedes saben que los lunes siempre es nuestra reunión ordinaria, digamos, o regular que tenemos como Coordinadora. Y nos unimos hoy a partir de la invitación que ayer en Memoria Viva había hecho el Colectivo Ni Olvido ni Perdón. Y le decía yo al ingeniero Cristaldo en su momento, que hay una posición unánime con respecto a la responsabilidad que tiene la Municipalidad. Voy a tocar sólo ese punto – porque hay varias otras coincidencias – también en la querella adhesiva estamos con que se le tiene que imputar a los otros guardias. Gran diferencia con lo que presentó Sánchez, como acusación. Centrándome en lo de la Municipalidad, le decía que estamos en coincidencia. Y yo le quiero contar a le gente que no maneja que nosotros en la Coordinadora venimos haciendo justamente un trabajo de acercamiento a los barrios para que la gente comprenda por qué decimos que la Municipalidad tiene responsabilidad.

Y aquí lo que estamos haciendo justamente es llevar esa investigación que hizo nada menos que una Comisión conformada por los mismos concejales de la Municipalidad de Asunción, donde demasiado clarito están los niveles de responsabilidad. Y ahí se ve claramente que todas las pruebas van contra la administración municipal, porque no hizo el seguimiento que tenía que hacer, el control que tenía que hacer e incluso, el error más grave: que cobraron por la tasa de incendio y nunca hicieron ese control. Entonces las pruebas están. Ahora, yo creo que hay que hacer acá una aclaración bien importante y que es que tenemos como dos frentes en relación a la Municipalidad: un frente es lo que hace al frente de la responsabilidad del intendente Riera como cabeza de la Municipalidad, y ahí ese frente político lo tenemos que jugar con la gente de la Municipalidad. Y esto apenas comience el período de las reuniones de los concejales, tenemos que volver a insistir porque tenemos que pedir la intervención, que el otro día salimos con el desaire por eso se hizo después lo de Morel. Ese es un campo en el que tenemos que batallar. Porque el otro campo es este que es con relación a la responsabilidad civil y penal, que tiene que ver ahí la Fiscalía por eso estamos diciendo acá que nos hicieron este vacío los responsables directos en el tema.

Y en ese sentido ahora nuestra lucha está con relación a la Fiscalía para que haga la imputación, y esta señora Matilde Moreno, de hecho no hizo hasta ahora su trabajo entonces nosotros nos adherimos ayer con varias firmas para pedir que se aparte del caso e insistirle al dueño del circo, como decimos – que es el fiscal Latorre – para que presione y realmente se haga la investigación que corresponde. En ese sentido y centrándome en la propuesta que hay hoy acá, nosotros lo que vemos con la gente que hablamos es que es necesario y estamos muy de acuerdo, con manifestarnos en la calle, con hacer presencia, con hacer incluso los escarches, pero ahí siempre decimos “Hay muchas formas de hacerlo”. Y una forma importante es lo que yo creo que dice acá la señora, y que es por respeto a mucha gente que es de forma organizada, de forma no sé si llamarle pacífica porque una manifestación así pacífica es en el sentido de no tirar cosas, de no agredir a las personas ni a la propiedad de esas personas, pero sí esa manifestación que muestre que realmente estamos indignados y por eso estar en la calle, estar con carteles, ir hasta donde corresponde a pedir lo que corresponde, está bien. Los escarches simbólicos también son muy fuertes. Por ejemplo decíamos en alguna oportunidad “¿Por qué no llevamos y no les ponemos en sus patios, en sus veredas cruces, que amanezcan cruces negras que demuestren nuestro dolor?”. O sea, hay muchas formas simbólicas. O hacerle el vacío cuando entra a un supermercado, a un bar, a algún lugar y le reconocemos a la autoridad, decir que esa es una persona que traicionó, que es cómplice de tanta muerte. Y retirarnos del lugar. O sea, hay muchas maneras que no siempre son esas justamente que la señora manifestaba.

Y yo esto quiero insistir, Cristaldo, porque hay mucha gente que dice, y yo creo que tenemos que unirnos, y ser muchos. Lastimosamente el otro día algunos no se enteraron, otros estaban con dificultades, pero hoy que estamos bastantes y que podemos ponernos de acuerdo nosotros acá, podemos hacer esa manifestación con la seguridad de que vamos a cuidarnos todos y a controlarnos. Porque lo que menos tenemos que hacer es que la opinión pública se ponga en contra nuestra. Y creo que una manera en que nos van a apoya es con esa manifestación, con carteles y con una palabra fuerte y firme. En eso estamos muy de acuerdo. Decidamos qué vamos a hacer.

Toma la palabra otra persona:

Bueno yo quería referirme a lo que dijo esa señora que es sobreviviente y a todos los que piensan igual que ella, porque yo escuché muchas cosas, los sobrevivientes dijeron que la Municipalidad les da los medicamentos y por eso ellos no quieren manifestarse. Pero señora, eso ya es una forma de chantaje de parte de ellos. Y se dejan chantajear. Yo le pido por favor que no alimentemos eso. Tenemos que acabar con eso. Eso es chantaje, porque es sucio. Yo me he de sentir sucia sui me dejo chantajear. Y yo propongo hacer una sentata enfrente a Ycuá Bolaños o donde la mayoría (quiera)...


Luego de un debate, todos se pusieron de acuerdo en ir y manifestarse allí, a metros, frente al supermercado incendiado. Carteles, bombos, y el megáfono formaban parte de la misma.

Estamos frente al Ycuá Bolaños. Es de noche. La gente hace cánticos, protesta. “Si este no es el pueblo, el pueblo ¿dónde está?”, “Latorre, culpable, tus manos tienen sangre”... miro hacia mi izquierda, y el hombre que había hablado en la reunión, que se había quemado en un 50% de su cuerpo está ahí, sentado, callado, mirando a lo lejos... igual como me pasó con Mariana, tengo algo de miedo de acercarme, de indagar sobre tanta desgracia. Pero me animo. Pocas palabras dice, está tan dolido, como si fuera el primer día, como si el 1 de agosto hubiera sido ayer...






ENTREVISTA A FERNANDO ORTIZ MIERES, 26 AÑOS, EX EMPLEADO Y SOBREVIVIENTE DEL YCUÁ BOLAÑOS.

¿Cómo eran sus días hasta el primero de agosto, en cuánto a sus afectos? ¿Y había malos tratos por parte de los empleadores del Ycuá Bolaños?
Había malos tratos por parte de la gente que eran nuestros patrones en ese momento, nuestros jefes. Y hasta esos días yo vivía con tranquilidad, con mi familia, yo trataba de llevar el pan de cada día a mi familia, solamente eso. Y nunca busqué nada malo, nunca intenté nada malo, pero lo que me duele a mí es que en este momento se está dividiendo nuestra gente acá. Y quisiera que nuestro grupo se uniera más para poder luchar contra esta gente que... yo era el único, en ese momento, de mi familia ahí. Pero me quedé con 50% de quemaduras, y con unas probabilidades de vida en eso momento de 30% nomás, los doctores. Pero me salí. Salí.

¿Cómo te recuperaste?
Con mucho sacrificio de parte mía y de mis padres. Con el sacrificio de mi esposa. Así. Y ahora estoy acá para pedir justicia, una vez más estamos acá para pedir justicia.

¿Tenés hijos?
Tengo una nena de 5 años. Se llama Brenda Jacqueline Ortiz.

¿Te ayudó ella a tener fuerzas para sobrevivir?
Sí, por un lado sí, porque ya que me quedé vivo yo, tengo que luchar por ellos y por mí también porque esto es un golpe muy fuerte para... no hay humano que esté preparado para esto, sicológicamente. Ni físicamente, no hay. Entonces tenemos que tratar de luchar, los que sobrevivimos a esto, luchar lo que más podamos para que se haga justicia una vez. Alguna vez, aunque sea una vez en nuestro país. Gracias.


De pronto, alguien reavivó la idea de ir hasta la casa del fiscal general, Latorre, pues no vive muy lejos de allí, dijeron. La idea fue ir en procesión hasta esa casa y pedir hablar con él.

La policía (que ya se había hecho presente en la sentata y redirigía el tránsito) acompañó con una patrullera.

Caminamos muchas cuadras, y por al camino, Ignacio González me contó algunas cosas acerca del Barrio Santísima Trinidad y de lo que sucedió el 15 de agosto, día en que se celebró una misa por los niños en el barrio.








ENTREVISTA A IGNACIO GONZÁLEZ, 27 AÑOS, SOCIÓLOGO, QUIEN VIVIÓ VARIOS AÑOS EN EL BARRIO SANTÍSIMA TRINIDAD. 17 DE ENERO.

Ignacio relata:

Trinidad tiene características diferentes a otras regiones de Asunción. Ya sea por su historia, porque en un primer momento no fue parte de Asunción, un pueblito cercano. Va desarrollando una cultura de pueblo, de valle, que no desarrollaron otros barrios de Asunción. Acá hay familias tradicionales, hay gente que se conoce, quizás no se conoce personalmente pero conoce a la familia, la historia de esa familia: médicos, farmacéuticos, arquitectos. Eso va haciendo que haya una cultura de pueblo que se no se ve mucho en nuestra ciudad capital, pero se sí se ve mucho en ciudades del interior.

¿Cuánto tiempo viviste en el Barrio Trinidad?
Yo viví hasta los cinco años, pero viviendo ya fuera de Trinidad, era como que vivía en Trinidad, por ejemplo, yo terminé la escuela primaria en Trinidad, después de terminar la secundaria entré en un colegio que está cerca de acá, es Barrio Jara pero mantenía mis amigos, mi familia trabajaba todavía por acá. Entonces, hasta ahora no había el roto el lazo con mucha gente. No era tan frecuente mi venida a Trinidad, pero conocía a mucha gente de acá.

¿Cuáles son algunas características de los trinidenses?
Como en varias ciudades del interior, acá Trinidad tiene sus clubes, el Deportivo Trinidense, el Rubio Ñú, y por ejemplo uno es de la gente más pobre, el otro, de gente que tiene un poco más de plata. La rivalidad de Trinidad era esa, quiénes son las clásicas, como por ejemplo, el Botánico era una zona muy característica, los trinidenses van ahí, me acuerdo todavía en los 80 cuando el palacio de los deportes funcionaba, que era muy tradicional ir a ver básket ahí. Yo fui un par de veces, con mi compañero nos íbamos. En ese momento me acuerdo que nosotros hinchábamos por Libertad, que era el club más cercano. Esas cuestiones que eran, si bien conocidas en Asunción, muy identificadas por la gente que vivía en Trinidad, como trinidenses. La reivindicación desde la reforma constitucional de transformarse en municipio independiente, muchas señales que te demuestran que hay como una identidad trinidense que no se manifiesta en otras regiones de Asunción.

¿Cómo fue el 1 de agosto?
El primer día esto era un caos, el domingo. Los días subsiguientes la gente estaba afuera. No estaba en protestas pero, por ejemplo, era muy común ir por una cuadra y vos encontrabas, en una cuadra, tres o cuatro velorios y la gente caminando, con cara de desconcierto, entrando de un velorio en otro. Yo no recuerdo bien, habría que ver los registros periodísticos, pero creo que a la semana es que se da la primera gran movilización, se va la Fiscalía por el tema de que se empieza a plantear que las puertas estaban cerradas, después de eso ya vino el 15 de agosto, que fue muy fuerte. Resulta que el 14 se da una movilización, no recuerdo quién convocó la marcha. Creo que fue la Asociación, no sé si existía aún. La movilización fue sobre Artigas, dieron unas cuantas vueltas, era una movilización muy silenciosa, no había bombos ni cosas así. Y la percepción que te daba era que la gente tenía rabia, impotencia, y salía y caminaba. Ese domingo yo me acuerdo que invitan a la Iglesia trinidad, iba a haber una misa por el tema de los desaparecidos y una reunión con los asesores jurídicos, eran varias cuestiones, algo no muy bien definido, pero eso era normal en esos días. Esas dos semanas se hacían cosas y nada estaba muy definido. Era la intención de juntarse, vos no sabías para qué te querías juntar, pero quizás es una reacción humana de juntarse, qué te vas a quedar sólo en tu casa. El 15 cuando llegamos (a la misa) se empieza a saber que... yo llegué por ejemplo cuando la misa había empezado y decían que el intendente estaba ahí adentro.

Y la gente se empezó a poner con los ánimos caldeados, hay que entender que Riera no estuvo cuando pasó la catástrofe, que estaba, encima, sin permiso afuera del país, que había sido que estaba solucionando un problema que era también negligencia de la Municipalidad, un problema familiar que surge por un bache que alguien atropella, no conozco muy bien el chisme, pero va por ahí, la noticia. Y encima, tenías concejales que se habían ido de viaje ese día. Ahí la gente empieza a ponerse más nerviosa, más nerviosa, y era una provocación, no hay que ser muy despierto ni existe político tan inocente que venga para hacer un acto, ese tipo de provocación. El tipo provocó la cosa, provocó y la gente reaccionó. En un momento la gente quería hablar con él. Quizás alguno que otro le iba a gritar alguna cosa, para preguntarle “¿Por qué hacés eso? ¿Por qué hay fiesta? ¿Qué estás haciendo?”...había mucha rabia. Si yo era político no sé qué hubiera hecho en ese momento, quizás hubiera hablado con la gente. Y hubiese ligado, no sé.

Terminó la misa y la gente se volvió loca porque no sabía por dónde iba a salir (el intendente).

(En ese momento, pasamos enfrente a la casa de Wasmosy, y la multitud empezó a cantar: “Aquí está, ellos son, los que roban a la nación”).

El tema es que se empezó a movilizar la gente, había grupos en todas las puertas, y había un grupo que estaba rodeando la camioneta de él (la mayoría de la gente). En un momento sale el tipo, sale rapidísimo por el costado de la iglesia. Si vos mirás la iglesia de frente, por el costado derecho. Ya le estaban esperando con el auto. Sale con toda su escolta, muchos eran directores y cosas así, Aseo Urbano, esto que lo otro. Salen repartiendo patadas. Yo te cuento que yo voy corriendo y cuando yo llego al lugar, había como dos gorilas grandes, y a una de las personas le estaban agarrando con la mano, tratando de parar al grupo, y le decían, estaban gritando “Riera, sos culpable”, no había una pelea pero había un forcejeo. Esa persona estaba retrocediendo. Yo voy y le agarro a esa persona como para que no le muevan y lo que me acuerdo es que cuando le agarro, para que no le empujen a él yo le atajo, para que haya más contingencia y no le echen, y me agarra un tipo (yo soy chico) que por lo menos tenía tres cabezas más que yo y me levanta, como si fuese una pluma y me estrella contra un auto. Y la persona a la que yo le estaba ayudando después vino y forcejeó con el tipo para que me suelte. En ese interin yo no veo lo que pasa, cuando yo me doy vuelta Riera ya había pasado, había un montón de gente en el piso, algunos con traje y otros sin traje, o sea, algunos eran de Riera y otros, no. Y ahí yo corro detrás de unos cuantos funcionarios que se suben todos en su auto y se van. Cuando vuelvo veo que la gente se está levantando y había sido que (después me contaron), uno de los directivos de Riera, no me acuerdo el nombre, al día siguiente dijo en una radio que la gente que estaba ahí tenía un maní en el cerebro. Ese tipo le pegó a una mujer, y cuando viene la gente a defenderla, parece que el tipo le sigue pegando a otra chica también, y obviamente ahí la turba empezó también a agredirle, creo que le empujaron y le llegaron a tirar en el piso. Yo te digo, que la gente es pacífica, porque con todo ese grupo de gente, al tipo no le pasó nada, comparado con lo que le podía haber pasado. Porque la rabia que había, si le pegaste a una mujer...es muy cobarde. Pero es muy típico de esta gente que cree que el la dueña del mundo y está acostumbrada a la impunidad.

Ahí un grupo de guardias que ya no entraron en el auto, se van y se esconden en el centro municipal, y corrió la voz de que Riera estaba en el centro municipal, nos fuimos todos ahí y se armó una flor de manifestación. Él no estaba pero estaban los guardias. Entró Almirón con un grupo a revisar y no encontraron nada. La policía quiso venir a reprimir y la cuestión es que se disipó. Al día siguiente ABC puso un titular como que los comunistas estaban invadiendo, estaban dirigiendo a las víctimas, cosas así. Ya empezaron a buscar los chivos expiatorios. Tanta impunidad hay en este país que cuando la gente indignada empieza a gritar, siempre hay culpables ocultos. (Para) Riera más o menos era un complot de todo el mundo contra él por cuestiones electorales. No puede asumir que el tipo fue un negligente. Y la diferencia con la argentina fue clara. El tipo, el ... a las horas ya estaba ahí, en el lugar, dando declaraciones y al día ya habían dimitido los directivos de seguridad, entendiendo que es ... Ibarra, dijo que todo lo bueno y todo lo malo que pase en la ciudad es responsabilidad, en última instancia, de la intendencia. Eso te muestra una forma de ser.


La sorpresa al llegar cerca de la casa de Latorre, fue que media cuadra antes de la misma esperaban como cinco patrulleras tapando la calle y unos 50 efectivos policiales, impidiendo seguir camino, fuertemente armados, algunos.

Los manifestantes clamaron justicia, pidieron hablar con el fiscal, pero éste sólo se comunicó vía teléfono celular con una de las mujeres presentes, dijo estar en Coronel Oviedo y sugirió que al día siguiente a las diez de la mañana vayan de nuevo a la Fiscalía para hablar. Hubo protestas, de por qué hay que adecuarse al horario de ellos, nuevamente, si aún haciéndolo, se les dejaba plantados. Además, muchos trabajan a esa hora y no pueden ir.

Luego de un par de horas de manifestación, absolutamente pacífica, inclusive con cantos, el grupo decidió citar para el día siguiente, a las 19 horas al fiscal, nuevamente en CONATEL.

8. Las historia del Ing. Blas Cristaldo y de Nelson Astigarraga

Al día siguiente no estuve en la reunión de las 19 hs., no supe aún qué sucedió, recién el sábado nos encontramos Berzabé, el ingeniero Cristaldo y yo para charlar. Yo los había citado para que me cuenten, al fin, cada uno su historia. Pero el tiempo alcanzó sólo para que me hable el Ing. Cristaldo, y luego, un invitado más...

Esto fue lo que dijo el primer entrevistado:

ENTREVISTA AL ING. BLAS CRISTALDO, QUIEN PERDIÓ A SU ESPOSA, ESTELA. SABADO 22 DE ENERO, 09:00 HS.

Blas Cristaldo relata su historia de amor y la desgracia sin fin del 1 de agosto:

Para que me conozcas, 32 años de casados, 5 años de novios, eso es nuestra vida con Estela. Realmente yo la conocía a ella cuando tenía 13 años. Pero lógicamente, yo, cinco años mayor, 18 años, en ella ni me fijaba porque era una mitakuñaí. Pero por lo visto ella ya se había fijado en mí, porque yo era compañero de su hermano mayor que se llama Adolfo. Entonces, andábamos juntos, estudiábamos juntos, y me iba por su casa pero muy esporádicamente. Y ella estaba en el Colegio Nacional de Niñas. Yo trabajaba en el centro y solía esperar el ómnibus en Estrella y Chile, y su papá tenía un negocio enfrente, ahí donde era el cine Granados, donde está el Granados Park ahora. Donde es la Bolsa de Comercio, ese edificio era del papá de Estela y ahí tenía su oficina. Entonces Estela salía del Colegio Nacional de Niñas, se iba caminando hasta ahí y ahí venía con el papá en auto, se iba hasta su casa. Y ella siempre pasaba así y me tentaba: “Adiós, morocho” me decía. ¡Y tenía 14 años por ahí! Y con su hermana y otra compañera y se mataban de risa. Bueno, después me enteré que era la hermana de Adolfo.

Yo tenía una novia que era del Colegio Nacional de Niñas, muy linda era ella, la reina del colegio, y ella sabía, entonces se iba en las filas y se ponía a propósito cerca de ella y le comentaba a su compañera que anoche estuvo conmigo y qué sé yo, y la otra creía, verdad. Y mentira era, así empezó. Después yo terminé con la otra, y ahí empecé a fijarme en ella y desde los 15 años que fue mi novia, hasta que ella cumplió 20 y nos casamos. Yo 25. Perdimos una nena que hubiera sido la mayor, porque yo trabajaba en el Chaco, vivía en Filadelfia, y ella quería irse a Filadelfia, quería conocer, estaba loca, celaba de las menonitas, de las rubias de ojos verdes, entonces quería irse allá. Y estaba embarazada, y yo cometí la imprudencia de llevarla allá estando embarazada de seis meses, en un mes de enero. Pero fue que ya no pude atajarle, o sea, ella sí o sí quería irse.

Primero luego cuando llegamos a la casa me acuerdo que estaba una coral en la entrada, se asustó muchísimo ella. Después yo me iba a trabajar y ella se quedaba en la casa, una vez volví y le encontré totalmente asustada porque había sido que ella estaba en la casa, estaba cocinando y le apareció un indio que le empezó a imitar a cuantos pájaros y bichos había, y ella se asustó mucho, pero ese era el arte del indio que se iba a las amas de casa y les hacía eso, y las menonitas le daban de comer, le daban cosas, ella no sabía. Se asustó y después empezó a tener pérdidas. Sufrió mucho porque casi se fue esa vez, perdió mucha sangre porque en el hospital no... te estoy hablando del año 72. Y bueno, perdimos ahí la que hubiera sido nuestra primera hija. Y después sí, tuvimos tres, Estelita, que tiene 28 años por ahí, Mónica y Rodrigo que es el menor. Pasamos de todo. Anduvimos por todos lados. Y últimamente teníamos un grupo que la base éramos dos matrimonios: era Rubén Urbieta, su señora Teresa, Estela y yo. Con Rubén yo ya me había conocido cuando tenía 17 años por ahí. Y después de casarnos nosotros nos fuimos a un Club de Leones del barrio San Roque. Y era un grupo de matrimonios de personas mayores y un grupo pequeño de personas de nuestra edad. Y entre ellos coincidimos otra vez con Rubén. El papá de Rubén era el presidente del Club de Leones, y Rubén activaba. Durante años así activamos, qué lo que hacíamos, colectas, donábamos eco cardiógrafos al Hospital de Clínicas, manteníamos una escuelita, se daba asistencia odontológica, cuando había necesidades así estábamos. Era un grupo bastante simpático porque había muchas personas muy formidables, y entre ellas Rubén.

Pero después... yo fui el secretario del Club de Leones, varios años, y después ahí no era eso que se peleaban por la presidencia, al revés era, se peleaban por no ser presidente, más o menos así era. Y un día ellos decidieron que yo debería ser ya el presidente y yo no quería ser el presidente, entonces me avisaron a mí que en la reunión iban a mocionar y yo saldría presidente allí. Entonces yo no me fui más. Me borré del Club de Leones. Me borré luego. Y ahí nos separamos durante muchos años, después volvimos a coincidir en un cumpleaños, por supuesto que no teníamos ninguna diferencia el uno con el otro, al contrario, lo único que teníamos eran buenos recuerdos. Y ya nuestros hijos estaban un poco grandes, entonces empezamos otra vez a juntarnos. Y de eso ya te estoy hablando hará otros 14 años ya. Y ahí nos frecuentamos muy asiduamente.

Lo que yo diría es que por la experiencia que tengo de grupos así, es muy difícil que, generalmente para que dos parejas anden juntas, las señoras se tienen que llevar bien, porque si no es muy difícil, no sé por qué, verdad, pero es así. Pero en nuestro caso, yo, mi amigo y confidente era Rubén, mi amiga era Teresa, confidente también, y viceversa. O sea, Estela era amiga, confidente con Rubén, y también con Teresa. Lo que no conseguimos es que nuestros hijos llegaran a entrelazarse, no tenían mayormente diferencias, verdad, pero sí de repente, porque mi hijo por ejemplo era del San José y su hijo era del Inter., y había cierta... pero, nada más que eso. Y sí bastante andábamos juntos, hacíamos viajes juntos, y Rubén había adquirido – yo me volví representante de una fábrica inglesa de yates, Princess, se me ocurrió con un amigo – y le vendí uno de los barcos. Un barco muy lindo, a él le encantaba, le gustaba, era su hobby, para él los domingos, sábados y domingos era ir al río. Y me contagió a mí también, a pesar de que yo me resistí como un año por ahí, porque yo no sé nadar. Entonces no me gustaba el río, no me quería ir porque le tenía miedo. Porque cuando chico casi me ahogué, entonces nunca más quise meter en el agua. Pero después empecé a irme y también éramos fija ahí en el barco, yo era el barman y el disk jockey del barco. Preparaba los tragos y nos gustaba ir a mirar pájaros, a estar fuera, así, la naturaleza, no somos pescadores ni éramos cazadores, ni nada. Nos gustaba estar ahí en familia.

Teníamos varios recorridos básicos, que era luego que le encantaba, cualquier persona de cualquier parte del mundo que haya estado donde haya estado. Por ejemplo uno que es bien gráfico es, como él es dueño de una sede de la Universidad de Columbia, la que está sobre España, se había comprado una propiedad sobre el Puente Remanso. Y de ahí partíamos en la embarcación.

Una vez vino un grupo de profesores de la Universidad de Kansas, vino Billy, me acuerdo, era vicepresidente de la universidad, y era presidente de un instituto de tecnología del Estado de Kansas. Para darte la magnitud, en Estados Unidos está el instituto tecnológico de Massachussets, que es re conocido mundialmente, y en segundo lugar ya está este instituto de Kansas. Porque en Kansas están las fábricas de aviones, Cessna, Colleman. Entonces tiene una industria muy fuerte. Y este señor era presidente del instituto tecnológico. Un tipo rubio, alto, muy serio, vino él con una profesora, una señora ya de cierta edad, inglesa, con una americana y un profesor de historia militar. El tipo era profesor de no sé qué cosa en Kansas y también era profesor de la academia militar de Anápolis. Y antes de irnos – porque ellos llegaban a la una de la tarde, con un vuelo de no sé qué aerolínea – entonces nosotros hicimos un asado. Pero hicimos para nosotros nomás, porque teóricamente los americanos ya se iban a bajar del avión todos almorzados. Mamópio, cuando se encontraron con el asado, la mandioca, la sopa, la cerveza bien helada, la pileta, morfaron...

De ahí nos fuimos al barco, a las dos de la tarde por ahí. Entonces subíamos, pasábamos Puente Remanso, pasando Villa Hayes hay un hermoso riacho, un brazo del Río Paraguay que tiene la particularidad que vos subiendo, entrando a la mano izquierda, la ribera que te queda hacia la mano izquierda es Chaco, y lo que te queda a la derecha es una isla, que es un humedal, que es húmedo, casi no hay casas y crece ese palo de agua. Y el palo de agua despide un olor así perfumado, parece que está perfumado. Yo siempre solía macanear: “ya le ordené a nuestro jardinero de allá arriba que corte todo igualito y encima a la mucama ya le mandé pasar desodorante”. Parecía así. Eso luego impactaba. ¿Vos te podés imagina que ver así, todo igualito, todo cortado aparentemente? Es porque el hombre no intervino para nada, era naturaleza pura.

Y estaba a treinta minutos a rabiar, porque el barco volaba, si queríamos irnos rápido podíamos llegar hasta en quince minutos también. Pero nosotros hacíamos lento, entonces llegábamos entre 20, 30 minutos. Entonces ahí entrás, y aparte hacia la izquierda tenías vacas, caballos, estancias. Después hasta llegar a una parte en donde nos metíamos más así, en pleno Chaco, casi selvático. Ahí nos quedábamos, almorzábamos, y yo como le decía a Rubén: “Si vienen los gringos y no le pica mosquitos, no le pican viuditas, para qué le vamos a traer acá. Que le pique la viudita, que le piquen los mosquitos”. Y le dejábamos que le piquen, después les dábamos el repelente y compañía. Y después, comida, música, tragos, almorzábamos. Después salíamos un poco más arriba, un lugar que se llama Tres Bocas, donde el río es bastante ancho. Y ahí generalmente merendábamos. Y después siempre teníamos todo calculado: salíamos a la hora de la entrada del sol, porque ese era el otro espectáculo que sí o sí les teníamos que mostrar, más todavía... bueno, cuando era un poco despejado no era tan lindo, lo lindo era cuando había nubes. Nosotros le llamábamos “la hora mágica”, dependía de los meses. Y ahí generalmente nos tomaba viniendo hacia este lado, porque entonces el sol entraba al otro lado y teníamos así de frente y veíamos todo.

Y el destino final era para cenar en la bahía. Y generalmente a la ida, como Rubén era presidente de la universidad, era tesorero de la Sociedad Filarmónica del Paraguay, entonces él tenía que escuchar músicas clásicas, que a mí algunas me gustan, pero no todas. Claro que al subirse en el barco lo primero que escuchaban era “Pájaro Campana”, por Reinaldo Meza y los Paraguayos. Primero una tanda de música paraguaya, y después las músicas suaves, clásicas. Cuando cruzábamos otra vez de vuelta Puente Remanso ahí ya era “happy hour” entonces ya era relajo, otro ritmo, otra música, por supuesto ya tenía todo calculado. Y esa vez, había sido que Billy era un rockero que sabía todas las letras inclusive. Ni su gente sabía que era rockero, imagínate, presidente del instituto tecnológico de Kansas, una personalidad era el tipo, y de repente pongo yo la música y el tipo empieza a cantar y a bailar. ¡Ndé!

Llegamos a la bahía, cuando empezábamos a divisar Asunción – porque Asunción es muy linda desde el río en esa parte – yo ya empezaba otra vez a bajar el ritmo, cuando entrábamos en la bahía, largaba una música de Sembrador, porque mi cuñado es Tubo Ramírez que es el cantante de Sembrador. Entonces hay una música que es para Asunción, que habla de la bahía y todo, y que canta él, entonces en un momento dado, cuando ponía eso, Rubén tenía que decir “Ese es el cuñado de Coco, el hermano de Estela”. Fríamente calculaba, todo pensaba. Y bueno, mirá, ahí ya dependía de las actividades del día siguiente para saber a qué hora terminaba, a veces terminábamos muy tarde. Pero todo bien, jamás tuvimos un incidente, a no ser esa vez que se descompuso una señora que se fue también con nosotros, que al principio llegó y no quería tomar un trago, qué miércoles, se tomó hasta el agua de la champañera, en fin. Ese era casi como una rutina. Cualquier día. De repente un lunes nos íbamos, si venía gente, porque él tenía muchos... por ejemplo, la Sociedad Filarmónica siempre está contratando concertistas, que son tipos que vienen, se quedan un rato y se van, o sea que de repente tocan un jueves y el viernes ya se tienen que ir, entonces el viernes de mañana hacíamos tours así.

Había otros más largos, que nos íbamos hacia Riacho Heé se llama un lugar muy lindo, hubo excursión hasta el Tagatiyá, Concepción. En fin. Siempre nos íbamos hacia arriba, no queríamos ir hacia abajo porque los gendarmes argentinos. Jamás quisimos bajar más de Sajonia.

Antes de agosto, hacía dos meses por ahí que yo no estaba frecuentando el barco, le estaba frecuentando poco a Rubén, primero porque él había hecho un viaje a París, se había ido con su señora, porque el último embajador francés era de nuestro grupo también, que solíamos compartir, y él volvió a Francia y nos invitó a todos, el que podía irse, se iba, pero los que pudieron irse fueron Rubén y Teresa. Y a la vuelta tuvimos una cena, hablamos del viaje, y después no nos vimos más otra vez. Hasta que llegó la semana esa de julio que era el día de la amistad, el 31 de julio. Y nosotros teníamos como rutina ir a bailar los viernes de noche en la Rampa, del club Centenario. Y el viernes anterior a la semana del 31 también estuvimos ahí. Y alguien de nuestro grupo dijo “Vamos pues a hacer una cena entre nosotros nomás, por el día de la amistad, hace rato que no nos juntamos nosotros nomás”. Porque cuando nos íbamos en ese lugar, era abierto y venía otra gente que no era de nuestro grupo. Y bueno, al final, normalmente el que organizaba ese tipo de cosas era yo. Pero yo esa semana no quería encargarme de eso. Entonces mi señora fue la que tomó la posta digamos, y se encargó ella de organizar la cena para el sábado 31 de julio. El viernes estuvimos bailando en la rampa, el sábado – yo en ese tiempo estaba trabajando para una consultora española, sistema de abastecimiento de agua para comunidades indígenas del Chaco, y estaba atrasado ya en mi informe final, y quería terminar, entregar lo antes posible, pero esa semana se me encimó con otro trabajo en San Bernardino, entonces descuidé esa parte – nos fuimos a San Bernardino con mi yerno, mi hija, mi nieta y estela, volvimos tarde, ya nos llamaba el dueño de casa donde organizábamos la cena, íbamos a ser siete parejas, y se me fue otra vez el sábado, esa noche tuvimos la cena, nos divertimos muchísimo, comimos paella, tomamos sangría, vino, bailamos, y Teresa, la señora de Rubén, tenía la particularidad de que ella – tiene un jardín, una fuente, hizo una fuente con un puentecito, tiene pescados, un trabajo inmenso que tiene en su casa, ya luego – entonces ella se levanta muy temprano, entonces generalmente cuando salimos de farra así, ella ya se quiere dormir muy temprano. Entonces era muy criticada y por lo visto ese día se propuso venir, con todas las pilas, las luces prendidas, y era la más divertida, la que más quería bailar, para demostrarnos que ya no iba a ser como había sido, aguafiestas.

A las dos de la mañana por ahí nos despedimos, y Rubén se acercó para despedirse también, “Cómo te quiero”, me dijo, “Y yo también” le dije. “Pero me tenés abandonado che raa, vamos pues al barco mañana”, dijo. “Y bueno”, le dije. Y se fue.

Cuando hablamos de eso, la dueña de casa, que se llama María Silvia, pasó así por detrás y escuchó. Y qué lo que pasó, antes de eso Ricardo, su marido, nos había invitado ya para ir al Chaco a comer ese domingo, porque había comprado una estancia a 90 km. del Puente Remanso. Y él me dijo “Vamos pues”, conste que yo sabía que María Silvia duerme los domingos hasta el mediodía como mínimo, o sea, hay veces que farrea así hasta la una, las dos, almorzamos a las cuatro de la tarde, a veces más. Entonces yo sabía que iba a tener más tiempo porque mi idea era tratar de hacer algo esa mañana para entregar el lunes a la tarde mi trabajo. Ese era mi pensamiento. Entonces, cuando Ricardo me invitó, me dijo que él se iba a ir temprano con su hijo, y que me pedía para que nosotros nos fuéramos con María Silvia a la tarde para almorzar allá. Entonces era más factible que yo me fuera con ellos que con Rubén. Conste que Rubén también era un vueltero y jamás salíamos temprano, siempre fijábamos temprano y al final terminábamos tarde. Porque siempre tenía un haz bajo la manga, “Vamos a llamarle a Fulano”, y ese Fulano a veces ni sabía, le teníamos que esperar una hora, ya estábamos todos ahí. Siempre fue así. Pero bueno, al final daba gusto, no es que sea una queja ni nada por el estilo.

Bueno, en fin, tal es así que cuando María Silvia escuchó que yo le dije a Rubén que también me iba a ir con él, me dijo “Vos dijiste que te ibas a ir con nosotros al Chaco”. “Le dije nomás”, le dije, por Rubén. Pero la verdad es que me iba a quedar a trabajar, y no sabía si me iba a ir.

El domingo 1 de agosto yo me levanté a las siete de la mañana por ahí, ya empecé a trabajar en mi computadora, trabajo en casa. Y a las nueve se levantó Estela y me dice “Coco, ¿vas a desayunar?”, “Sí”. “Bueno, vení pues”.

Me bajo, estábamos desayunando y me dice “Vamos pues al río”. “¿A qué hora te dijo Rubén?”, “A las diez va a pasar a buscarnos”. “No, yo no me voy a ir” le dije. “¿Y por qué?”, “Quiero terminar mi trabajo, estoy atrasado, estoy sogué, quiero cobrar, y si no entrego, no voy a cobrar”. Y comentamos sobre la fiesta y qué sé yo. Y cuando terminaba de desayunar, me dice otra vez “Vamos si qué al barco”. “No me insistas porque no me voy a ir”, le dije, “a las diez yo no me voy a ir, prefiero en todo caso irme con María Silvia al Chaco”. Ella dijo “Ah, bueno, entonces le voy a llamar a Teresa para decirle que no nos vamos a ir”. “Llámale” le dije. Se levantó, alzó el tubo, “Hola Tere” (ella luego atendió) “Sabés que Coco y yo no nos vamos a ir al río”. Y ahí Teresa le largó una andanada así que fue contundente porque mi señora no le dijo absolutamente, más que le dijo “Bueno, listo” y colgó el teléfono. Por supuesto sólo ellas dos van a saber qué era, yo tengo sospechas sobre qué, pero algo muy importante que le iba a contar, que Estela no le pudo decir que no, ni siquiera le pudo argumentar algo para quedarse. Por la forma de la conversación, así fue “Hola Tere, Coco y yo nos vamos a ir, bueno listo, chau”. Cortó el teléfono y me dijo “Me voy a ir con ellos, me van a venir a buscar”. “E´á, me dijiste que no te ibas a ir”, le dije.

Yo seguí trabajando, y a las diez y media le vinieron a buscar. Yo había salido en ese momento porque vino otro amigo mío a pedirme algo y nos fuimos a la casa de otro ingeniero, Rubén del Puerto, hablamos un rato, y cuando volví, Estela ya se había ido, ya le vinieron a buscar. Ahí hay un guardia, afuera de casa, y estaba el guardia, como todos los domingos, y yo le pregunté después y me dijo que vinieron a buscarle una señora de pelo rubio con otra chica y una nenita atrás. O sea que evidentemente se fueron Teresa, Adriana – la hija mayor – y Gaby que es la hija menor. Y no sé, ahí ya es todo especulación. Yo creo que Rubén estaba esperándoles en su casa. Lo que pasa es que los domingos, los hijos de Rubén, que viven con ellos, duermen hasta tarde. Imagináte, a las dos fue el programa, ni sabían que nosotros íbamos a irnos porque ellos no se iban con nosotros. Teresa, como no quería irse sola, le habrá invitado a su hija mayor que vive en otra casa, y le pasaron a buscar, ni la empleada tenía el domingo, o sea que nadie sabía por dónde se iban a ir, ni qué iban a hacer, yo no sé, solamente ellas.

Yo me quedé ahí en casa, estaba trabajando. A las doce menos veinte me llama mi madre y me dice “¿Y Rodrigo?” – empieza por el que más le interesa a ella, por mi hijo menor – “Está durmiendo, acá está”. “¿Y Mónica?”, “Está en San Bernardino con Guille”. “¿Y Estelita?” “Y estará en su casa, mamá”. “¿Está bien?” “Sí, está bien”, le dije. “¿Y Estela?”, “Se fue al río con Rubén” le dije (esa parte tengo un poco confusa). “¿Y no escuchaste lo que pasa en el Ycuá Bolaños?”, “No, ¿qué pasa?” le digo. “Y hay un desastre, parece que un incendio, prendé un poco la radio, la tele”.

Yo prendo la tele, en canal 13 creo estaba Arturo Rubín, un programa de deportes, en canal 9 estaba dando una película, no sé cuál, y el único que estaba con las primeras noticias, pero sin imágenes, Oscar Acosta de Telefuturo. Apagué nomás otra vez la tele, me subí otra vez arriba, prendí la radio y empecé a escuchar.

Efectivamente, estaban dando las primeras noticias del incendio, no se sabía nada de lo que realmente ocurría adentro, sí había mucho desorden fuera, ya había mucha gente, empezó a haber aglomeración en el tránsito y empezaban a lanzar mensaje de que la gente no se aproxime mucho porque había peligro de explosión. Entonces yo apagué la radio, me fui, le desperté a mi hijo, le di un poco de plata, le dije “Llévale esta plata a tu abuela y andá quedáte con ella, porque capaz que ella se vaya a querer mirar o qué”. Y se fue mi hijo, yo tenía solamente el auto, no tenía la camioneta, me quedé a pata, solo, mi teléfono no tiene salida a celular, estaba sin carga (el celular). Lo que quería luego era aislarme, quería terminar mi trabajo, ¿para qué me iba a quedar, cambiar la ida en el barco para escuchar noticias de un incendio del que yo no sabía las consecuencias? Qué me iba a imaginar, si para mí, ellos estaban en el río...

Entonces apagué la radio y seguí trabajando. Yo cuando le dije (a mi esposa) “Che, me dijiste que te ibas a ir, y ahora te vas”, el motivo era que no me quería quedar solo, y aparte que no sé prender la cocina, por ejemplo, y sabía que a la hora de almorzar me las iba a tener que arreglar, iba a perder tiempo y compañía, tal es así que ella me dijo “Te dejo ahí milanesas y una ensalada de papas”, me bajé, para no ensuciar un plato, para no sacar un cuchillo, una cuchara, un tenedor, con la mano agarré una milanesa, dos galletitas, jugo de naranja y eso fue todo lo que comí y tomé esa siesta.

A las tres y media me llama Juan Carlos Casco – se llama un amigo en común, que estuvo también en la cena la noche anterior – me dice “¿Qué sabés de Rubén?”, “Está en el río”. “No, no está en el río”, me dice. “¿Cómo que no?”. “Dani – el hijo menor de Rubén – le está buscando desesperadamente porque parece que estaba en el Ycuá Bolaños”. Yo le dije “Dejáte de macanear, Estela está con ellos... por Dios”... y ahí empezamos la búsqueda.

Priorizamos todos los hospitales, sanatorios, donde podían estar heridos y N.N., porque a las cuatro y cuarto cuando nosotros nos dispusimos a salir en la búsqueda ya nos enteramos de que a Rubén ya lo habían identificado, él murió calcinado, totalmente, se le reconoció por el reloj. Pero, el resto no aparecía. Y sí estaba confirmadísimo que el auto estaba en el estacionamiento, estaba intacto, prácticamente, sucio un poco, pero no había tenido daños. Entre los cinco se fueron: Rubén, Teresa, Adriana que es la hija mayor (divorciada, con una nena) y Gaby, que tenía 14 años... ahora va a cumplir 15, todos somos de febrero. Teresa era del 11 de febrero. Y bueno, seguimos la búsqueda revisando cuerpos por la morgue, por todos lados, el único lugar en donde yo no había entrado cuando comencé fue en el Tropi
[10], porque allá iban los fallecidos ya... entonces como nosotros priorizamos a víctimas vivas, recorrimos por todos lados, pero a las nueve de la noche ya nos enteramos de que le habían encontrado a Teresa y a Gaby en el 4 de mayo. Entonces yo le llamé a mi hija, ella estaba allí, y hablé con Dani, y me dice “Mire, señor, acá, de los que pueden ser identificados, yo estoy seguro que no está, pero hay muchos cadáveres que es imposible, hay restos, no hay forma”. Entonces le dije yo “Bueno, vamos al Tropi”, me fui, entré yo a recorrer otra vez, muchísimos estaban todavía allí, y no estaba, a pesar de que tenía dudas porque habían muchas personas que era muy difícil de decir si era o no.

En fin, cuando salía de ahí me dice el oficial que me había acompañado “Hay más cuerpos”, “¿Y dónde?” le digo, “Y en el estacionamiento abierto del súper. ¿Va a ir?”, “Y claro”, le dije. Había sido que mi hija Mónica ya había organizado también un equipo y ellos ya le habían encontrado a Estela. Sólo que nosotros no estábamos coincidiendo, no nos estábamos comunicando. Tal es así que todita la familia, prácticamente, coincidimos a la misma hora en ese lugar. Estaba una fila, quince y quince (cuerpos), yo empecé de acá, me iba así, cuando llegué allá y estaba empezando por acá, ya le escuché a mi hija, ya estaban gritando y llorando. Había sido que estaba primerita (en la otra fila).

Ella no se quemó mucho, se quemó la mano, la oreja un poco, tenía una herida fuerte en la espalda y un golpe bastante fuerte en el rostro, lado derecho. No intactas porque estaban sucias, pero no estaban quemadas ni su sudadera – porque hacía frío y además se iban al barco – tenía un vaquero y tenía una media blanca bien gruesa. La media estaba sucia nada más, pero intacta. Ya no tenía su champión. Era nuevito, se acababa de comprar. No tengo dudas de que le quitaron, le comieron. Yo le retiré a las diez y media de la noche. Yo había comprado un tiempo atrás cuatro celulares porque se vendían en pareja y era más barato, una promoción allá en la casa que está en Eusebio Ayala. Compré y uno le di a ella – igualito a este – y los otros dos les di a mis hijos. Ella en su cartera tenía el celular, ella siempre usaba una alianza como esta y un anillo con 16 brillantes, chico, pero tiene su valor.

Tenía el par de aros que hacía juego con eso, el mismo diseño, y después tenía unas pulseras que no me acuerdo bien, tenía lindas pulseras, caras, tenía lindo reloj. Tenía una cadena muy linda de plata pura con una estrella que era bastante cara también. Había cobrado el viernes. Tenía plata, por lo bajo tenía dos millones, dos millones y medio. Yo no sé realmente cuánto tenía, pero estaba por ahí. Menos de dos millones, imposible. A las doce de la noche a mi hija le entregaron la cartera, ellos no le dieron enseguida, pero después cuando entregaron la cartera estaba un poco sucia mojada por fuera, adentro estaba intacta. Encima nos entregaron en una bolsa negra con dos carteras, la cartera de ella y una riñonera que no era de ella. En la riñonera estaban los documentos de Estela, selectivo fue. Y en la cartera estaban todos los documentos, papeles, y estaba el sobrecito donde tenía la plata, intacto, pero sin la plata.

Fue una de las veces que yo traté de acercarme a la Fiscalía para hablar con Teresa Sosa, con cualquiera de ellos, para hacer la denuncia. Porque encima, dos semanas después, me llama Mecha Armele
[11] y me dice “Encontré el celular de Estelita. Disqué el número y me atendió”, le dije “Hola ¿quién sos vos?”, “Jeny”, “Eh, hola Jeny, ¿dónde estás?”, “Estoy en mi trabajo” dijo, “¿Y dónde mismo era?”, “Y en tal parte” (es muy hábil, rápida es Mecha). La otra le contó todo, antes de que le diga quién era ella ya le cortó y ya se fue. Preguntó por Jeny: “Allá está” le dijeron, “Jeny, hola, ¿tenés tu celular?”, “Y acá está”... “Venga acá, ese es de Estela”. El mismo número, ni cambiaron, nada...”¿Quién te dio?”, “Mi novio me regaló”.

Yo, por salud mental no averigüé hasta hoy día quién es. No sé lo que le voy a hacer al tipo. ¿Entendés? Porque tengo otro objetivo más... por eso no quise, no quiero luego saber... ¿vos te podés imaginar? La gente... eso es una cosa que no tiene nombre... Para más fue una rapiña organizada y selectiva, porque no llevaron la cartera.

Era plata, celulares, joyas, ese tipo de cosas. Vaya uno a saber qué cosas más hicieron Pero... no sé si me entendés, no me interesó luego hasta hoy en día trato de no pensar en eso porque no sé, lo que sí digo, y eso le digo a cualquiera, bien claro (y ahí salgo a ser grosero, esta vuelta no voy a ser porque estás grabando), ¿vos te creés que yo voy a confiar en lo que diga uno de esos policías que estaban allí? ¿Te parece que yo puedo confiar en ellos? Negativo. Una sola palabra de lo que ellos digan no voy a creer: dudo. En fin, esa es mi posición. En el peritaje de Martínez me pasa por el... se puede meter donde mejor le entre. Más todavía hoy día, después de las declaraciones del fiscal Sánchez, y el reconocimiento del fiscal general del Estado, que el 2 de agosto ya tenía la denuncia de Edgar Sánchez, de que el comisario Juan Pereira obstruyó la investigación de la Fiscalía, induciéndoles a los guardias a no contar la verdad. Imagínate vos. Había sido que Juan Pereira es socio de la compañía Prevención.



Cada palabra de Blas Cristaldo me hace pensar. Como dice la canción de Pimpinela: “Todos tenemos alguien a quien amar... el amor no se puede olvidar”. Todos tenemos esa historia de amor, con sus idas y venidas, con sus vueltas, altos y bajos. Pero cuando ese ser querido se va de este mundo el dolor es tan inmenso, que sólo de pensar en él, nuestros corazones se oprimen.

Una mañana cualquiera, un domingo cualquiera, pienso, puede ser la última vez que veamos a ese ser querido con vida. Ese es el drama del ser humano, lo aprendimos en el colegio cuando estudiábamos Filosofía: el ser humano sabe que va a morir y sufre por ello. Y cuánto nos duele el pensar que nuestros seres queridos se van a ir, en cualquier momento. Pero la muerte natural es mucho más aceptada que la que es brutal. Lo decía el doctor Maciel en la entrevista cuando hablábamos de la muerte... Para Blas Cristaldo, su último diálogo con su esposa fue sobre la comida, cosas del día a día. Y nosotros, no sabemos cuál será el último diálogo con el ser querido.

¡Cuántas historias de amor se truncaron el fatídico 1 de agosto! Cientos de historias, como las de Mariana, Blas, Berzabé (de la cual sabré más después), Nelson (quien a continuación me relata su historia)... y tantas otras. La última vez con nuestros seres queridos, la impotencia de perderlos brutalmente, el dolor de la muerte inesperada...

Una vez más (quizás ya lo hemos oído mil veces), pero es importante recordar siempre cuán buenos y amorosos debemos ser con las personas a las que amamos. Ojalá nunca una discusión fuerte sea el último diálogo con nuestros seres queridos, con esos seres que más apegados están a nosotros. Ojalá nunca nos despidamos de mala manera de aquella persona cuya muerte repentina nos haría muy infelices. Nuestro país, y el mundo, necesitan de nuestra parte cariño y compasión hacia todos los seres vivos que nos rodean... a pesar de tantos problemas y conflictos, a pesar de tantas desgracias y miserias.

Llega Nelson Astigarraga, nos saluda, Blas Cristaldo le explica que yo estoy investigando, recopilando historias sobre el caso Ycuá Bolaños. También hay dolor en su mirada. Empieza a contarnos su pena.


ENTREVISTA AL ING. NELSON ASTIGARRAGA, QUIEN PERDIÓ A SU ESPOSA, HIJO Y SOBRINA.

Nelson relata:

El domingo estábamos escuchando música, tomando tereré, preparando el asadito en casa. De repente, a mí se me antojó, “Vamos al Ycuá”. Como todos los domingos. Los sábados o los domingos, eso era religioso, nosotros teníamos que irnos al Ycuá, ya sea para comprar cualquier cosa, pero la idea era estar juntos, salir juntos, y un momento de esparcimiento, ¡como todo el mundo! ¡Como todo el mundo! El Ycuá Bolaños era un lugar de esparcimiento, era un lugar familiar, me quedaba cerca. A mi esposa pues le encantaba recorrer, mirar, comprar las cosas que necesitaba, mirá, era algo tan, tan familiar. Y ese día no fue la excepción, nos fuimos, y llegamos justamente en el momento en que sucedió la catástrofe. Ellos (su esposa e hijo) se fueron como para traer los carritos, las cosas, qué sé yo, y justo mamá me dijo “Comprá pues unos choricitos también”, “Sí, no hay problema” le dije. Mi mamá se quedó (en casa), inclusive pensaba venir, imagináte: si es que venía, nosotros tendríamos que haber esperado por lo menos cinco minutos para que se prepare, eso era suficiente para que nosotros no entremos, esos cinco minutos eran suficientes para que no entremos... pero... todo fue cronológicamente exacto como para que suceda.

Entro yo en el súper, me subo en la rampa, y ellos se van derecho, “Voy a quitar el número para los chorizos”, digo yo, yo estaba solo y los tres, mi sobrina, mi señora y mi hijito se fueron como para el carrito. Mi hija no estaba. Yo me voy para traer. Al irme ya veo que el techo se cae. O sea, primero escucho un ruido, como si fuese un chorro, parecía un chorro de un avión que está por despegar. Un ruidazo. Parecía el gas que se estaba escapando. De repente veo que se cae el techo, y viene cayendo, pero eso en cuestión de segundos. Lo único que atino a correr hacia donde ellos están, como todo el mundo, buscando la salida y todas esas cosas, veo que hay un montón de gente, se volcaron en la salida, y segundos nada más,... antes de que suceda todo eso lo que me acuerdo que se me pasó era eso del efecto de la “tormenta”. Eso fue lo último que vi, después todo se vino abajo, oscuridad total, esperando la muerte. Lo único que me quemé fue cuando me agarré de un pasamanos.

Lo único que pensaba era “Acá termina todo”. Ahí uno... piensa muchas cosas, uno escuchando el griterío, inentendible era, una cosa desesperante, lleno de gente, pilas de gente, cerca de la puerta. Y me quedé ahí esperando, que pase lo que pase, y gritando yo “¡Qué carajo lo que pasa acá!”, gritaba, escuchaba miles de cosas. Y habrán pasado como diez minutos, esperando ahí... yo, lo único que estaba esperando era la muerte. Y pensé muchas cosas, qué pucha, hoy domingo justo, y pensé “Mirá un poco, para más, difícil va a ser que nos encuentren”, porque yo pensé que toda la estructura se cayó, “Ahora tienen que venir los bomberos”, y decía “Lo único que quiero es morir rápido para que no me quede a sufrir acá”. Entregado.

Hasta que al final veo un clarito, parecía en sueños, entre el humo el clarito. “Voy a intentar” dije, y no podía. Intenté, y no podía “Estoy trancado”, pensé. Pero después dije “Qué carajo me calienta, mi champión nomás está trancado”. Quité mi champión y liberé mis dos pies, me quedé descalzo, no sé de quién me agarré, del hombro, nadie decía nada, y bueno, agarré y me subí encima de alguien, por lo visto, le pisé, ya nadie decía nada, me agarré de la rampa, del pasamanos y me quemé, pero ni me di cuenta, lo que sí que ahí me subí, semi agachado pasé la escalera, y ahí yo – eso está en los recortes de diarios – presencié y en la confusión pensé “A la pucha, qué muchos maniquíes”, después uno vuelve a la realidad: qué maniquíes, ¡estas son gentes carbonizadas! Que quedaron ahí. Después me bajé en la rampa, lleno de fuego, puertas cerradas, me di la vuelta como para volver, me iba a subir otra vez, y vi debajo de la escalera el boquete que hizo la gente, Guillén me dijo que fue uno de los primeros que hizo el boquete, y eso le recriminó el Paiva, le dijo “¡Qué lo que estás haciendo, estás rompiendo todo mi supermercado!” le dijo. Y si no hacía eso, no iba a salvar gente, imagináte, yo por ahí salí.

Y el vidrio ese que se cayó ahí, yo descalzo, por supuesto que pisé todo el vidrio y no me di cuenta, y yo lo primero que grité al guardia – no tenía voz, tragué todo el humo – le gritaba “¡Por favor, por favor, por favor!” para que le salven a mi gente, por la desesperación, la gente me tiró en la ambulancia, y yo gritando en la ambulancia, y me ponían calmantes y no sé qué diablos, yo estaba conciente. Pero en el fondo yo sabía que era imposible que se salve mi gente, era imposible. Eran criaturas, y yo pedía por favor socorro, “Sí, sí, no te vayas a preocupar” me decían, pero lo que sí que ahí llegué en Hospital del Quemado, me cortaron todo (la ropa) y yo decía “¡No me pasó nada!”, me rompieron toda la ropa, lo que sí en un ratito me desnudaron y vieron que no tenía nada, lo único que tenía en la palma del pie porque había pisado el piso incandescente, y las dos manos, esta es la que más me quemé porque con esta yo me agarré fuerte.

Por las secuelas del humo me quedé quince días internado. Al final, salí entero. Yo tengo 42 años y mi señora tenía 33. Mi hijo, un año tres meses. Mi sobrina, 19 años.



Primero me viene a la cabeza que, con todo respeto, objetivamente hablando, si es cierto que eso gritó Daniel Paiva (que le estaban rompiendo el supermercado), este hombre debe estar realmente mal sicológicamente. O demasiado obnubilado por el dinero, que es también estar mal de la cabeza.

Y pienso. Mientras desgrabo, lo escucho varias veces: Nelson dice, con respecto a ir a pasear los domingos en familia, que lo hacían “¡como todo el mundo!”. Parece como si quisiera aclararnos que él no tenía la mala intención de que tal desgracia sucediera. Y claro que no... ¡Claro que “todo el mundo” tiene derecho a pasear, a vivir en paz – como clama Mariana –! Nelson, una buenísima persona, quería pasar un día en familia, un descanso, una dispersión. Y además, se vio muerto varias veces. Su instinto de supervivencia lo empujó y pudo salir... por el boquete, no por la puerta. Él no se quemó. Su desesperación estaba en encontrar a sus familiares... es demasiado triste lo que le sucedió a Nelson, de pronto me dan ganas de llorar. Tanto dolor no es posible provocarle a un ser humano. Ponerlo cerca de la muerte, casi asfixiarlo, luego, cuando logra escapar, llevarlo en una ambulancia con tranquilizantes: su esposa, hijo y sobrina habían quedado atrás, adentro de ese supermercado...

Dolor, dolor, sólo dolor. Eso es lo que significa el 1 de agosto. Y no es posible que nos estemos olvidando – o negando – esta realidad. Lo único que puedo decir es, aunque sea, imaginemos vivir eso que nos contó Nelson, para que eso nos dé fuerzas y nos permita exigir a las autoridades que nos garanticen seguridad.






















9. Opina José Luis Simón: nuevos enfoques amplían mi visión sobre el tema

Yo conocía a José Luis Simón por haberlo visto varias veces por los pasillos de la facultad, nos saludamos un par de veces, y siempre lo escucho en “La vereda de enfrente”, el espacio en Radio Cáritas que él conduce. Como sé que él es sumamente objetivo y posee una visión muy realista sobre todo lo que ocurre en nuestro país, recurrí a él para me cuente su visión sobre el tema, en realidad, sobre varios temas sobre los cuales gira el tema Ycuá Bolaños.

ENTREVISTA AL SOCIÓLOGO JOSÉ LUIS SIMÓN, VIERNES 4 DE FEBRERO DE 2005, 17:00 HS.

Usted es sociólogo, ¿y es abogado?
Estoy por serlo.

¿Y periodista?
No, nunca estudié Periodismo. Lo practiqué, empecé en la época de la dictadura, entonces era periodismo clandestino, y bueno, después estando en el exilio, una de las actividades que hice para poder seguir sobreviviendo honradamente y continuar mis estudios, y terminarlos, fue dedicarme al Periodismo. Por otra parte, no tengo la formación formal de periodista, pero leo mucho de periodismo, aparte de practicarlo en los tres grandes lenguajes del periodismo, porque hice televisión, estuve haciendo radio, hice prensa escrita, o sea que estoy realmente con mucha experiencia en eso, y aparte, me paso investigando, leyendo, de hecho ahora estoy trabajando en una investigación que crece un poquito cada día y está muy extensa, pero todavía no puedo terminarla, sobre la prensa como poder fáctico, que es para la (Universidad) Católica. Y por otra parte, soy profesor en varias escuelas de Periodismo. Esa es mi actividad, mi relación con el Periodismo.

Yo, cuando me llamaste hoy, sobre el tema Ycuá Bolaños, lo primero que asocié fue con la República Cromañón. Y por qué, voy a decirlo, por lo siguiente: obviamente, me duele esta tragedia. Y me duele más la tragedia porque es una tragedia que pudo ser evitada. Hay muchas tragedias que pudieron ser evitadas y que no tuvieron la magnitud numérica de Ycuá Bolaños, y que por eso pasaron desapercibidas, me acuerdo el caso de tres internas del Buen Pastor que, drogadas por las autoridades del Buen Pastor, las metieron en el calabozo, una de ellas aparentemente se quedó con el cigarrillo prendido en esas colchonetas de goma espuma, y empezó a arder eso. Y como estaban drogadas – porque era la forma de mantenerlas quietas – y era fin de semana, cuando finalmente empezaron a darse cuenta de que se estaban quemando, ya era tarde y cuando llegaron a abrir la puerta, las tres estaban con quemaduras de arriba de 90%, y de tercer grado. Conozco bien el caso porque en esa época yo estaba como director general de Multimedia, y lo cubrimos muchísimo, increíblemente las organizaciones de derechos Humanos no se ocuparon, las organizaciones de mujeres tampoco, y en ese momento fue mi novia quien, desde el punto de vista legal, agitó mucho el tema, y muchas periodistas mujeres del diario Hoy y Radio Uno. Fuimos los únicos en ocuparnos del caso. Dos de las mujeres murieron, y una tercera quedó viva, totalmente desfigurada, y hasta ahora sigue luchando por sobrevivir, luchando honradamente porque dejó de ser drogadicta, dejó de ser una mujer de la calle, está estudiando, ella dice “Quiero ser abogada alguna vez para poder defender a mi gente”.

¿Por qué menciono esto? Porque hay tragedias desconocidas. Esta, porque fue tan pública, entonces ya no se pudo tapar. Vivimos llenos, con muchísimas tragedias ocultas, lo cual las vuelve más trágicas todavía, porque hay gente que no tiene la posibilidad de que un medio le venga a entrevistar, y a preguntar cómo se siente, “Mire, qué tragedia, qué locura, pero qué bandidos, que esto, que aquello...”, y sin ningún recurso no pueden contratar un abogado, etcétera, etcétera. No pueden pagarse el pasaje para ir a un sitio.

Por qué mencioné lo de Cromañón, por lo siguiente: porque seguí muy de cerca este tema de Ycuá Bolaños y respetando el dolor que los sobrevivientes y quienes fueron víctimas directas y también sobrevivieron con terribles heridas y discapacidades, no tengo la menor duda que la primera responsabilidad es del Estado. La primera responsabilidad es del Estado, porque el Estado debe garantizar la seguridad pública. Aunque se trate de una empresa privada, ahí hay público y entonces hay una dimensión privada de responsabilidad, y una dimensión pública. Por ejemplo, en Ycuá Bolaños no se cumplía la Ley sanitaria de la Nación, el Código sanitario, que ya de por sí es una violación de la ley, y los fiscales nunca se dieron cuenta de eso. Por otra parte, también, la justicia, a través de la Fiscalía tenía, tiene entre sus obligaciones la prevención de los delitos, eso está en la Ley Orgánica del Ministerio Público, entonces, los fiscales tendrían ya que haber investigado si ese lugar tenía todas las condiciones de seguridad necesarias. Segundo responsable (primero el Estado), luego, la Municipalidad de Asunción. La Municipalidad de Asunción en cuanto a los permisos, en cuanto a los controles, en cuanto a la autorización que se le da a un arquitecto que, evidentemente, no estaba preparado para construir un edificio de esta naturaleza. Tuve oportunidad de espectar por la Televisión Española precisamente a raíz de Ycuá Bolaños, todo lo que hay que tener en cuenta para construir un supermercado en España, es una especialidad. O sea, cualquier arquitecto no puede construir. O un hospital, o un hotel.

Cuando nos íbamos a trotar al (Jardín) Botánico, esa estética del Ycuá Bolaños me parecía lamentable, terrible, nunca quise entrar ahí porque me parecía algo horripilante. Pero aparte, este arquitecto tiene la responsabilidad directa de no saber que en un supermercado, que además tiene un patio de comidas, la chimenea va generando una serie de gases que si no tienen los conductos absolutamente limpios y permanentemente aireados, se va convirtiendo eso en una masa ígnea que termina explotando, pero a una velocidad tan extraordinaria como la de un cohete que sale impulsado para espacio exterior. Esto me lo explicó un señor, el doctor Stanley, que es un especialista en Bromatología, y me contó, entre otras cosas – y al final, todos los estudios demostraron eso – que ahí las chispas iniciales, ya había llegado a un nivel de saturación los gases de la chimenea. Y esos gases tienen una velocidad de circulación, y a aparte una gradación en materia de temperatura que lo derrite todo. Es por eso que los cuerpos quedaron totalmente carbonizados como si fuesen momias. Y aparte la harina tiene un efecto explosivo tremendo, con ciertas circunstancias. Y este doctor Stanley, en mi programa, durante media hora él llamó por teléfono. “Esta es la hipótesis”, dijo, al tercer día. Los especialistas extranjeros que vinieron a investigar acá, llegaron a la misma conclusión un mes después. El arquitecto este es otro responsable. Pero la Municipalidad, que debe fiscalizar, no fiscalizó. Entonces Riera tiene responsabilidad política. Como tiene responsabilidad política el fiscal y el presidente de la República. Sin lugar a dudas. Para mí, en materia oficial.

También hay otra responsabilidad. La responsabilidad de los medios de comunicación que cuando se inauguran lugares como Ycuá Bolaños, yo recuerdo la propaganda en los periódicos, suplementos especiales... “una obra de arte de la arquitectura, la ingeniería”, “un supermercado como los del primer mundo”, etcétera, etcétera, etcétera. Y después estos mismos medios de comunicación se rasgan las vestiduras sobre todas estas cuestiones.

Pero aparte de hay también otro responsable que está siendo olvidado por los mismos interesados. Yo le preguntaría – con todo el respeto que me merecen los familiares de las víctimas, y las víctimas que sobrevivieron con tremendo desmedro para su salud física y mental – si alguna vez, antes de la tragedia, ellos se fueron ahí a protestar. Primer a preguntar, si había condiciones de seguridad. Y si no había, a protestar. Y si no le hacían caso, a dejar de irse ahí. Entonces, yo digo, ¿son solamente los Paiva los responsables? ¿Dónde está el quietismo de la gente, que no se tomó el trabajo...? Yo confieso que jamás se me había ocurrido a mí antes hacer ese tipo – a pesar de que en todos los supermercados yo pedía boleta legal, miraba si el producto era vencido, no vencido; en muchos supermercados intentaron impedirme entrar y yo le decía “Perfecto, impídanme la entrada, los voy a querellar”. Muy bien, todo ese tipo de cosas -... hasta ese momento no vi las cuestiones de seguridad. Pero apenas salieron los supermercados, me fui al supermercado Superseis a ver las obras de seguridad. A los quince días. Eran totalmente insuficientes y lo dije públicamente. Y creo que eso ayudó a que continuaran haciendo y las hicieran mucho mejor y yo diría, bastante bien están en este momento. Entonces, la gente como que tira a los demás – el Estado, la Municipalidad, los dueños que sin duda son señores feudales, de horca y cuchillo (estas pobres cajeras que tan golpeadas por la vida estaban que tenían que aceptar la tiranía “¡Hagan la caja antes de salir!” y ahí algunas quedaron atrapadas y carbonizadas, sentadas, o el guardia este que cerró con llave porque recibió la orden del muchachito, el hijo), entonces, son corresponsables, pero también hay una responsabilidad de la sociedad, que nunca se preocupó...

Pero falta educación.
Está bien, pero el hecho de que falte educación no es un argumento. Porque podemos decir “A los Paiva, evidentemente, también les falta educación”, solamente que ellos, no sé por qué razón, tenían tanto dinero Lo que digo yo entonces es que mucha gente que hoy está afectada, si se hubiese llamado Paiva hubiese actuado de la misma manera.

Me preocupa profundamente la falta de autocrítica que hay. ¿Por qué mencioné lo de República Cromañón? Porque en el caso de República de Cromañón también existe el mismo fenómeno. O sea, todo el mundo es culpable, menos los que se fueron a bailar llevando a sus hijos, menores, y poniéndolos en un baño, como si fuera una guardería infantil. Y que además, sabiendo que no tenían que llevar petardos y cosas por el estilo, como había insistido el empresario, lo mismo llevaron. Ellos son responsables.

Entonces, creo yo acá, habiendo un orden de responsabilidades, ese orden de responsabilidades se invierte cuando nosotros, en lugar de ser ciudadanos y ciudadanas, somos meros habitantes de cuarta categoría, de una ciudad que es de décima categoría. Entonces, creo que hay que empezar a decirlo y no tener miedo. Porque el hecho de tener un hijo muerto no te da derecho para que puedas pedir la muerte de uno de los Paiva, porque eso es violar la Constitución. Como se violó la Constitución al haber permitido el funcionamiento de esta máquina de matar. Pero también no sólo el Estado, nosotros también permitimos esto.

Sociológicamente hablando, ¿qué ocurrió el 1 de agosto? ¿Y qué postura tomó usted en aquélla oportunidad?
Lo que ocurrió el 1 de agosto es una manifestación, es otra de las vitrinas de la realidad nacional. Nosotros nos estamos hundiendo en nuestras propias incapacidades. Porque somos nosotros quienes permitimos que quienes debieran ser servidores públicos – yo a todas las autoridades les trato “servidor público Presidente de la República...”, y se enojan conmigo, un diputado se levantó de mi programa y salió cuando le dije “servidor público”, me dijo “Soy un diputado de la nación electo por el pueblo”, le dije “Pero entonces me está dando la razón, no conocés la teoría de la representación”, le dije, “sos un empleado, y como tal empleado, estás hablando con tu soberano”. – Bueno, el 1 de agosto descubrimos que acá la ciudadanía está en manos de facinerosos que nos han expropiado. Yo creo que la mayoría de la gente no se da cuenta de eso, en este momento. No sé si no se da cuenta o no quiere darse cuenta, hay gente que me parece que no quiere darse cuenta, porque tiene la capacidad para darse cuenta de lo que ha pasado.

Ahí vimos algo que me preocupa. Ycuá Bolaños es un panorama posible de lo que puede ser el Paraguay, colectivamente, en poco tiempo. O sea, un gran incendio. Es una metáfora de uno de los caminos del Paraguay, si es que nosotros continuamos así.

Porque todos los elementos se combinan: irresponsabilidad, corrupción, y la gente, que no actúa.
Así mismo es. Entonces, esa es una preocupación mía. Si hasta robaron, bomberos y policías, todas las cosas... yo estoy seguro que hasta debe haber habido, ¿por qué no habrán habido parientes que intentaron hacer lo mismo?

Una persona me contó que a su esposa le robaron no sólo el dinero y el celular, sino que hasta los championes.
Ahí ya no puede ser solamente la policía y solamente los bomberos. Hay una larga cadena: hay camilleros, hay gente... por eso digo, todo esto es una parábola del Paraguay. Es una vitrina hacia donde nos encaminamos, con este otro desgobierno que continúa con el desgobierno anterior. Y lo que hice en esos días fue, básicamente, desde el rol de la comunicación, tratar de hacer el análisis de esto, pensar en estas cosas, reflexionar cómo debía, por ejemplo: yo era partidario de que Ycuá Bolaños no se cerrara, que se hiciera ahí un monumento a las víctimas, pero justamente como conozco la realidad de nuestro país, estaba seguro que, pasado el momento caliente de esta crisis, las autoridades y la sociedad se olvidarían de las víctimas, entonces, había que generar fuentes de trabajo, y que eso quedara en manos de una asociación de víctimas, como una fundación, un fideicomiso, y entonces dar recursos con las condiciones... y en lugar de llamarse “Ycuá Bolaños”, llamarse “Supermercado los mártires de Ycuá Bolaños”, o lo que sea, y diría yo que hasta le gente podría ir ahí a comprar para ayudarles y dar empleo a un montón de gente que hoy día está sin empleo, y que perdió a su sustento.

El emocionalismo típico de nuestra cultura paraguaya de la intolerancia, hace que quieran destruir, y hay algunos sacerdotes que ayudan en eso, y entonces ¿qué sentido tiene destruir eso, si con eso vamos a lograr realmente algo productivo?

Punto uno, una persona me ha dicho que con la llegada del Ycuá Bolaños a Trinidad, quebró otro supermercado “de barrio”, segundo, algunos jóvenes tenían como primer empleo el Ycuá Bolaños y murieron a los pocos días de entrar ahí, en el incendio, tercero, según Nissen, los Paiva siguen ganando dinero con las otras sucursales, y cuarto, en una reunión comentaron que a los empleados sobrevivientes se les ofreció un millón al mes por 30 meses, a cambio de silencio.
Bueno, pero eso es porque la gente de la tragedia del Ycuá Bolaños está actuando conforme a su necesidad y a su preocupación particular. Yo promoví mucho la cuestión de que no se cerrara, incluso que se abrieran los otros Ycuá Bolaños, una vez que se hubieran solucionado los problemas de seguridad, y que se tomasen también en cuenta las cuestiones laborales, todo ese tipo de cosas. Hasta ahora hay tiempo de convertir, ¿qué sentido tendría hacer ahí un monumento permanente, una plaza de recordación? Que se haga el monumento, que ya está, creo que, pero podría ser una fuente de trabajo, y que sea exactamente lo contrario del Ycuá Bolaños de antes. Que sea el ejemplo, en todo sentido: de trabajo, de seguridad, de atención al público, de calidad de productos, y también de generación de ganancias para mantener a tanta gente que ha quedado sin padres, siendo niños, o padres que quedaron sin sus hijos que eran los que los mantenían, y todo este tipo de cosas. Entonces, ahí, lamentablemente veo otra manifestación de la precariedad con la que nos movemos nosotros. Y como de costumbre, ninguno de los responsables quiere asumir que tenga alguna cuota de responsabilidad, de mayor a menor. Esa es la interpretación que hago.

Y sociológicamente, retrata muy bien la falta de institucionalidad en nuestro país, la carencia de ciudadanía, la ausencia de organizaciones capaces de contrapesar los poderes fácticos del dinero, de la politiquería, la terrible situación de la falta de justicia que vive el Paraguay. Los medios de comunicación que están interesados, hoy día han callado Ycuá Bolaños porque la red de supermercados es una de las redes principales entre los anunciantes, por eso se callan, en este momento, cuando debieran estar investigando, y darle el seguimiento para que esto termine... aparte de la tremenda matanza que hubo, la gran injusticia de darles la pena mínima, de tal forma que inmediatamente, dada la sentencia, se pueda pedir la excarcelación de ellos y hacer la prisión domiciliaria, que nunca es una prisión domiciliaria en realidad.

Me dice el abogado Nissen que lo único que está moviendo todo es que la gente se manifieste, se mueva. Aunque también, en la reunión donde yo estuve no hubo tanta gente, teniendo en cuenta que hubo 400 muertos y muchísimos heridos. Como si le gente no tuviera tanta esperanza al reunirse en ningún lado.
Lo que pasa es que también en el caso Ycuá Bolaños faltó un liderazgo como el de este ingeniero argentino, a cuyo hijo secuestraron y mataron, que tuvo un poder de convocatoria muy grande y fue capaz de aglutinar a una gran cantidad de gente. Ausencia de liderazgo, la gran dificultad que tenemos en nuestro país de aceptar liderazgos: apenas aparece un liderazgo, inmediatamente ya es enfrentado por otros. Y los estilos de liderazgo son generalmente de naturaleza autoritaria. Lo que pasa es que también, qué ocurre: dejaron de ser un fenómeno de atención y se convirtieron en un olvido molesto que lentamente se va transformando en una bruma, y dentro de unos años hasta habrá gente que va a decir : “Pero, Ycuá Bolaños, ¿ocurrió o no ocurrió? ¿No fue simplemente una exageración de la prensa?” Eso es lo que pasa. Y mucha gente que es muy pobre no tiene la posibilidad de estar todos los días yendo a tal lado, a tal parte, todo ese tipo de cosas.

Hay suicidios que nunca se conocieron.
También. Ese es otro aspecto vinculado a todo esto. Digamos que hay una estadística oculta de Ycuá Bolaños. Y hay un Ycuá Bolaños en negro, que ojalá tu investigación pueda quitar adelante, y ayudar a esclarecer todos estos aspectos oscuros, porque no puede quedar esto así de esta manera. Lamentablemente, con las instituciones del Estado que tenemos en este momento, con el Poder Judicial que tenemos, con el presidente de la Corte que tenemos, con el jefe del Ejecutivo que tenemos, con el fiscal que tenemos, y con las autoridades del Parlamento que tenemos, yo no veo...

...una justicia probable.
Y claro. Yo no digo que el Ejecutivo tenga que intervenir en esto (intervenir como interviene, a los gritos), pero ya el Procurador de la República tendría que estar revisando el proceso. Y el Ministerio de Justicia también. Son los organismos del Ejecutivo para interesarse en temas judiciales.

Hay una versión de que el Comisario Juan Pereira interfirió en la investigación, se lo denunció, pero que Latorre “olvidó” iniciar la investigación sobre el caso.
No, no es olvido, todo esto forma parte de la misma maquinaria.

Se dijo que este comisario es de la firma Prevención.
No puedo decirlo. Lo único que quiero decir es que también hay un tema que hay que investigar. ¿Cómo puede alguien como Paiva tener una fortuna como la que tiene, en diez años? Para llegar a erigir esos monstruos arquitectónicos, de simple carnicero – muy trabajador, todo el mundo lo conoce a él y a la hermana como muy trabajadores – pero durísimos en materia de dinero.

Se presume que había evasión fiscal.
Ellos en diez años se hicieron multimillonarios. Entonces cabría la posibilidad de preguntarse, ¿no hay lavado de dinero ahí? En ningún medio de comunicación salió una investigación sobre este tema. O sea, investigar la biografía económica de los Paiva. ¿Se puede, en diez años, trabajando honradamente en Paraguay, tener una fortuna multimillonaria? La evasión ya es resultado de la gran cantidad de dinero que tenés.

Entonces ahí viene también otro aspecto de uno de los dos poderes reales del Paraguay, poderes fácticos, que es el poder del dinero, y del dinero negro. Así que eso es lo que te puedo decir, por el momento.

Usted es profesor en el Colegio Superior de Policía. Hay dos puntas sobre las que podemos pensar. Me dice el doctor Maciel que, ¿cómo vamos a exigir a un policía que nos cuide, si le pagamos 900 mil guaraníes al mes? Claro que él va a caer en coimas. A mí me da pena el simple policía que está parado y recibe una miseria.
Ni 900 mil guaraníes. Entonces, todo esto forma parte de una estructura de corrupción, perversamente pensada, para que ellos tengan que corromperse.

¿Pero, de qué le sirve, al que está arriba, que el de abajo pida coima?
Es toda una cadena. Es por eso que muchos jefes policiales no pueden justificar los bienes que tienen. Sus casas, sus vehículos, el estándar de vida que tienen, las joyas que llevan y que exhiben ostentosamente. Recuerdo un comisario que tenía una triple cadena de oro, él solo era una joyería. Recuerdo, alguna vez, pero esto no me ocurrió sólo en la escuela de policía, en muchas instituciones de enseñanza, yo en el Colegio Superior de Policía enseño Ciencias Políticas, y entonces cuando doy la bibliografía dicen “Profesor, demasiados libros, no tenemos dinero, los libros son caros”. Pero esto me ocurre en la Católica, en la Nacional, en cursos de grado y posgrado.

Muchas veces cuando pasa eso yo les pregunto: “¿Tienen vehículo ustedes?”, “Sí, tenemos”, “Vamos a ver los vehículos que tienen. ¿De quién es aquel Mercedes Benz último modelo?”, “Mío, profesor”, “¿De quién es aquel 4x4, con cristales totalmente oscurecidos?”, “Mío, profesor”... “Entonces, ¿tienen estos vehículos pero no tienen dinero para comprar libros?”. Hay una cuestión de valores. Yo creo que la Policía y los militares, en contra de lo que mucha gente cree, no está bien paga. Los parlamentarios se han convertido en una élite. Los jefes de la “Justicia Electoral” también. Los ministros de la Corte Suprema de Justicia y los camaristas y los fiscales. No por los sueldos que tengan. En el caso de los parlamentarios son los únicos que tienen sueldos ostentosamente altos, más viáticos y diversos conceptos – remuneración encubierta, en definitiva – que les permite llegar a 14, 15 millones de guaraníes mensuales, cuando que en su inmensa mayoría, en sus actividades normales no ganarían un millón y medio de guaraníes al mes. Y aparte no nos olvidemos que todo eso genera un tráfico de influencias muy grande. Con esto yo no justifico esto, pero es un elemento a tener en cuenta y tiene razón Maciel porque no podés, por ejemplo, un médico del Hospital de Clínicas que gana un millón doscientos mil guaraníes, o un millón ochocientos mil guaraníes, ¿le vas a exigir a él que esté al tanto de las últimas técnicas quirúrgicas? Ese es el problema.

O la cuestión de la docencia. Desde el punto de vista económico es denigrante, y en realidad, habría que decir que el magisterio en su amplio sentido, desde la Primaria hasta los cursos de posgrado, en su inmensa mayoría la gente se dedica a la docencia lo hace no por una cuestión de remuneración, sino por un sentido de responsabilidad, y porque finalmente hay mucha gente que vocacionalmente se siente maestro o maestra, en el verdadero sentido de esa palabra. Y verdaderamente uno tiene que hacer un gran esfuerzo para dedicarse a la docencia, porque en realidad uno subsidia a la institución educativa.

Entonces, aplicá eso al caso de los policías, además, en su inmensa mayoría, los policías provienen de estratos sociales muy bajos. Como durante mucho tiempo se enviaba a la gente al Seminario porque en el Seminario había educación y comida.

Maciel también dijo que es una fantasía esperar que en América Latina el Estado nos va a proteger.
Ahí yo no estoy de acuerdo. El hacer las cosas por nuestra cuenta es una utopía roussoniana, la de la voluntad general, la del autogobierno. No existe esa posibilidad. Yo me niego a creer que el Paraguay sea incapaz de evolucionar hacia un Estado de derecho democrático y hacia una sociedad abierta. Y en la medida de mis posibilidades, diariamente, lucho por eso. Porque, lo contrario es pensar que ya vamos a tener que salir todos armados y hacer justicia por propias manos.

Entiendo su escepticismo, porque lo conozco, y sé que si estuviera acá y escuchara esto diría “Bueno, claro, desde ese punto de vista sí estoy de acuerdo”, pero creo que sí en el corto plazo todavía tenemos muchísimo trabajo por hacer. Pero por eso mismo es que hay que hacer. Y a mí mucha gente me pregunta: “Decíme, ¿quién te protege a vos?”, “¿Por qué?”, “Por todas las cosas que decís”, “Y nadie”, les digo. Mucha gente no me cree. Para algunos, me protege la embajada americana, para otros, me protege el Vaticano, para otros me protege no sé quién. Pero no pueden imaginarse que haya gente que sea capaz realmente de decir aquello que es necesario decir, equivocada o acertadamente, pero con honestidad, para ponernos a pensar sobre estos temas. Porque si la gente no se pone a pensar es imposible llegar a ese Estado que necesitamos.

Estamos en la pavada absoluta.
Bueno, pero mi experiencia demuestra, porque te habrás dado cuenta que en “La vereda de enfrente” casi nunca, salvo pocas excepciones, son personalidades invitadas para entrevistas. En realidad, normalmente el programa son comentarios, análisis y que la gente hable. Bueno, tenemos un nivel de audiencia, de gente de la calle, la mayoría silenciosa, que tiene un análisis que es verdaderamente portentoso. De repente te llama una abuela y te hace un análisis político que no te lo hace el senador Morínigo. Estoy hablando uno de los pocos senadores intelectuales que hay en el Senado, en el Parlamento.

Entonces, ¿qué quiere decir esto? Hay reservas morales, lo que pasa es que no tenemos ni la organización, ni el liderazgo que la gente realmente necesita. Entonces la gente está desperdigada.



Maciel dice: Llámenme, mi teléfono es tal. Y nadie le llama para la comisión de padres.
Lo que pasa también es que hay que entender una cosa, yo muchas veces digo “Caramba digo, ni siquiera una llamada” y le digo al operador “Llamá vos” y tomo a la broma. Y digo “Claro, todo el mundo le está viendo a Humberto Rubín, me están metiendo los cuernos, está bien, tienen derecho a hacerlo”, y empiezan las llamadas. O sea, falta una conexión. Yo lo conozco a Maciel, le falta todavía tiempo para ser conocido dentro de este medio. Y ser conocido implica que le gente confíe en vos. Y aparte el estigma de hablar con un siquiatra. La gente puede no llamarlo por el temor de que digan que está loca. Por ese tema. Todas estas cosas son reales. Una vez me comentó estas cosas y no le quise decir nada, para no desanimarlo, y como yo también estoy haciendo esto, podría él pensar que a lo mejor yo quiero... Pero tal vez debiera decirle, para que no se sienta mal: el tema es tenés que ir pagando tu derecho de piso. Yo tengo... mi primera actividad periodística la empecé a los doce años. Tengo 52 años. 40 años hace que estoy zumbando en el oído, primero de la dictadura, y ahora, no de la democracia, porque esto no es democracia, sino del pos stronismo. Entonces hay algunas diferencias. Y finalmente la gente te va midiendo por todas las pruebas que vas teniendo en tu vida.

Yo me acuerdo cuando renuncié a Multimedia, Mina Feliciángeli, Víctor Benítez y compañía, el finado Carlos Niz salieron a decir ahí que Pappalardo me había pagado por una entrevista un millón de dólares, y que me iba a dar una radio, y cosas por el estilo. Y una vez me llamaron de una radio, no recuerdo cuál, para preguntarme por qué yo no desmentía eso. Y dije “No, ¿por qué voy a desmentir?”, “Ah, entonces es cierto”, “No, no es cierto, porque yo te pregunto, ¿cómo te consta a vos que la gente cree eso? Aparte no voy a perder tiempo yo en este tipo de guerra desigual, porque ellos tienen una radio, yo tendría que estar escuchando todo el día la radio y todo el día llamando a todas las radios, y tengo que ganarme la vida decentemente”. Entonces, “Te quiero comentar una cosa”, le dije. “Dentro de tres años, volvé a llamarme. Y yo te voy a preguntar ¿dónde está la credibilidad de Víctor Benítez, de Mina Feliciángeli, de qué sé yo, un montón de otra gente? ¿Y dónde está mi credibilidad? El tiempo corre a mi favor. Ellos podrán seguir diciendo lo que quieran en este momento. Lo que no pueden es demostrarlo. Pero la que hoy tiene una radio, que es de Galaverna, y que es de un grupo de personajes facinerosos de la politiquería y que se enriquecieron de una manera sumamente sospechosa, es Mina Feliciángeli, no José Luis Simón.

Hay mucha corrupción el la prensa. Cuando vos ves un periodista que está en una camioneta 4x4, vive en una casa lujosa o de clase media-alta, puede enviar a sus hijos a colegios particulares caros, ese periodista no está trabajando exclusivamente de periodista. Yo no sé, una vez me llamó la productora de Mina Feliciángeli para invitarme a un programa de Mina Feliciángeli, le dije “Cómo no, pero le vas a decir que voy a ir con la condición de que el primer bloque de su programa sea para hablar de la actitud deshonesta que tuvo ella cuando yo renuncié a Multimedia”. Y ahí se acabó.

¿Qué hizo ella?
Nada, se puso del lado de Wasmosy.

Cambiando de tema, sobre el personal que era tan oprimido en Ycuá Bolaños, eso no sucedía sólo ahí... sucede todos los días en todos lados.
Eso te iba a decir. Todo el Paraguay es un inmenso Ycuá Bolaños. En materia laboral. Empezando por el Estado, que no respeta las leyes laborales. El Estado hasta ahora es el principal deudor de Previsión Social. Nunca hizo el aporte del Estado para la seguridad social. O sea que eso te da la pauta entonces de que Ycuá Bolaños fue la fase más expuesta, la punta del iceberg. Por eso te hablo yo de Ycuá Bolaños como una gigantesca metáfora de la destrucción nacional. En última instancia esto significa una profunda crisis de valores. Porque cuando llegás a absolutizar lo material, es que la vida de un ser humano no te importa en absoluto.

Yo digo, cuando releo la entrevista a la señora que perdió a su hijo, que trabajaba doce horas parado, ¿no pueden estos dueños hacer dos turnos, con dos personas? Si va a estar parado, que esté parado seis horas.
Acabás de ver lo que hizo el diputazo – como yo le llamo – Colmán, con esta señora fiscal. No sé si escuchaste es día el programa cuando lo dediqué el tema de Colmán. Y al día siguiente, sus correligionarios de la Comisión Permanente dicen que ellos van a votar en contra del desafuero. Entonces, con eso te estoy diciendo: si Colmán puede proceder de esta manera, y el fiscal huyó, hasta los diputados que estaban ahí no lo detuvieron a Colmán. Y eso se llama delito en flagrante, in fraganti. Cuando hay una situación de esas, si de repente veo que en el patio hay alguien, entró un ladrón y le está apuntando a Tomy
[12] para robarle, yo tengo la obligación de tratar de impedir ese robo o ese homicidio, o lo que sea, aunque me cueste la vida. Por eso le dije a la fiscala – respetándola mucho y felicitándola por lo que había hecho – le dije “Mire, nosotros le pagamos a usted para que cumpla con su función. Yo la felicito por todo lo que hizo, pero no para que llore. No para que llore. Los hombres también lloramos, lo que le estoy diciendo, simplemente, que usted todavía tenía que haber... si era necesario morir, usted tenía que morir ahí”. Me dice “Pero yo no quiero ser una Santiago Leguizamón”. Se me perdió lo que tenía que haberle dicho: yo tampoco quiero ser un Santiago Leguizamón. Amo demasiado la vida. Pero más valor le doy a los valores que hemos perdido y que tenemos todavía existentes y que hay que recuperarlos, y lo lamento, pero si hay que cumplir, y si hay que sacrificarse, hay que sacrificarse. No hacer locuras, pero, entre paréntesis la considero fuera de serie a esta mujer. Que también tuvo la gentileza de llamarnos ese día, porque nosotros no la llamamos, ella entró, y fue emocionante cuando le preguntamos “¿Qué vehículo tiene usted?” , “No tengo vehículo”. Eso te da la pauta de que es una persona honrada. No le quise preguntar si tenía casa propia o no porque no quería hacerla sentir mal, pero estoy seguro de que ni casa propia ha de tener.

La gente dice: el neoliberalismo, el capitalismo. Acá no llegó la Revolución Industrial, ¿qué es entonces esa explotación que hay?
No hace falta que llegue la Revolución Industrial para que la parte salvaje del capitalismo haga sentir sus efectos acá. ¿Y cómo hace sentir sus efectos acá? Por ejemplo, a través del Fondo Monetario Internacional, cuando nos obligan a determinadas políticas económicas que son tremendamente fiscalistas, es decir, acrecentar los impuestos, mantener baja la inflación, con lo cual hay que elevar las tasas de interés y el capital se convierte en la mercancía más cara que hay, con lo cual las pequeñas y medianas empresas, y no solamente ellas, los grandes empresarios tampoco pueden invertir. Entonces, por ese lado viene. El año pasado, el Paraguay remesó al exterior 350 millones de dólares en concepto de servicio de la deuda externa, ahí está el costo de eso que se dio en llamar neoliberalismo y que el ministro Borda, antes de ser ministro, era totalmente contrario – y todo su equipo – a ello, yo tengo libros de eso de él sobre ese tema Y aparte, ni siquiera saben que los creadores, los ideólogos de esta corriente llamada neoliberalismo o Consenso de Washington hoy día tienen libros escritos en los cuales critican los excesos que han cometido.

No necesitás ser una potencia industrial para estar pagando el precio de lo que... ¡350 millones de dólares enviados el año pasado en concepto de servicio de la deuda externa! Y nos vamos endeudando más cada día. Porque como recuerda Canese, no solamente es 1950 millones de dólares la deuda externa de Paraguay, sino que son 15 mil millones más: nueve mil por Itaipú y seis mil por Yacyretá. O sea, nosotros estamos debiendo casi 10 mil millones de dólares.

Acá se instala con el tema de servicios, supermercados, porque, ¿qué era Paraguay antes? Un pueblo y sus pequeños negocios, ¿cuándo empezó a llegar esta gente?
Es un proceso que tiene que ver con la modernización. Recuerdo cuando apareció el primer shopping center, un periódico tituló “Ya somos una ciudad del siglo XXI, tenemos un shopping”. Así fue. Llega esa a través de los medios de comunicación. Pero también me estoy refiriendo a la televisión, y a la televisión de cable, me estoy refiriendo también a lo que significa la globalización, la alianza entre el capital financiero y los grandes medios de comunicación del mundo. En Francia, Le Monde, Liberación y Le Point, me parece, los tres grandes diarios de distintas tendencias, Le Monde que es un periódico de izquierda, pero independiente, están siendo comprados por grandes grupos financieros. El fenómeno es un fenómeno mundial, efectivamente. Y eso es muy peligroso porque mata la pluralidad de ideas. Entonces el neoliberalismo, efectivamente, en Paraguay no hay una economía capitalista totalmente, pero sí pagamos parte de los costos de esa economía capitalista mundial en la cual nosotros estamos inmersos.



Todo lo que dijo José Luis Simón fue sumamente enriquecedor. Se tocaron varios aspectos, indirectamente relacionados con el caso, pero muy importantes. Y quedaron más preguntas en el tintero, porque ya n hubo tiempo de continuar. Nuevamente, como en las otras entrevistas, quiero rescatar algunos puntos contundentes:

- Hay muchas tragedias que pasaron desapercibidas. Tragedias ocultas, lo cual las vuelve más trágicas todavía.
- Los medios de comunicación tienen mucha responsabilidad. Ejemplo: cuando publican propagandas, suplementos especiales sobre lugares peligrosos.
- Ycuá Bolaños es una metáfora de uno de los caminos del Paraguay, si continuamos así. “Todo el Paraguay es un inmenso Ycuá Bolaños”.
- Hay reservas morales, o que pasa es que no tenemos organización.
- No hace falta que llegue la Revolución Industrial para que la parte salvaje del capitalismo haga sentir sus efectos acá.
[1] Se refiere a que los fiscales ni siquiera al abogado le mantienen informado.
[2] Se refiere al secuestro de la señorita Cecilia Cubas, que había sucedido el 21 de setiembre de 2004 y quien no había sido liberada aún hasta ese día.
[3] Ex intendente de Asunción, anterior a Riera.
[4] Guardia del supermercado.
[5] Oscar Latorre, fiscal general del Estado.
[6] Fiscala Matilde Moreno.
[7] Abogado defensor de Juan Pío Paiva.
[8] Al intendente Riera.
[9] Verónica Becker, cuyo marido e hija fallecieron en el supermercado.
[10] Tropi club, Discoteca tropical que estaba a metros del supermercado, donde habían colocado muchos cuerpos.
[11] Una amiga.
[12] S e refiere a su colega de trabajo.

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